Las añoranzas de Paúl Ramírez

     Los buenos o malos recuerdos de la niñez quedan impregnados en la memoria y salen a luz en algún instante de la vida. Esto le ocurre a mi amigo Paúl Ramírez en su propuesta artística denominada “Añoranza de la molienda”, exposición pictórica que podremos disfrutarla hasta mayo, el mes de las flores y la primavera. Sin duda escogió este tiempo para recordar a su madre que ya partió al seno del Creador, porque siendo este mes de las flores, el capullo de una flor, sería el mejor regalo para agasajar a quien le dio la vida.

     Decía que son imborrables las experiencias vividas en la infancia. Por eso  a Paúl, a los 55 años, le late su niño interior al recordarnos con cierta nostalgia y melancolía los ambientes campiranos de San Roque, parroquia del cantón Piñas, de la  provincia de El Oro, tierra dulce, caliente y generosa, bendecida por Dios, donde nació y creció, entre verdes cañaverales, su señor padre.

     Pero no es cualquier recuerdo, es el de la molienda, donde se reluce todo  un proceso artesanal que persigue extraer jugos de diversos productos de la tierra como los cereales, la caña de azúcar o la uva. En este caso se refiere a la extracción del jugo embriagador, el aguardiente, producto que tiene infinidad de usos; pero sobre todo, sus derivados que provocan el sentido gustativo como: el guarapo, la miel, la panela, el azúcar, los bocadillos, blanqueados, alfeñiques, huevos de faldiquera, productos de la gastronomía popular.

     La  fuente de inspiración de Ramírez son los dulces frutos de la madre tierra. Lo dulce como símbolo de dicha y felicidad, porque a la vida hay que saborearle con dulzura, no con tragos amargos. Y así lo concibe en sus creaciones: Cortando caña, Jateando caña, Moliendo caña en trapiche tracción mecánica, Degustando el jugo de caña, Trapiche de tracción eléctrica, Cocinando el guarapo, Llenando la panela, El color de caña, El color del trapiche, El color de la miel. Títulos sencillos, como así es la personalidad de su creador.

    Ramírez ha plasmado su obra con acuarela, “técnica pictórica que se realiza sobre papel y utiliza colores que se disuelven al agua”, inclusive ha experimentado con residuos de tinta offset; y, lo ha hecho bien porque lleva el  arte en sus venas. Así lo demostró desde que se incorporó a la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Loja (CCE-L), recibiéndose luego como artesano de Imprenta en la JNDA y diseñador de IDA en la UNL.

     Ramírez ya tiene su recorrido en el arte que ama. Ha sido coprotagonista de la Muestra Itinerante de Pintura y Escultura en el Centro Cultural Quiteño Libre, XVI Binacional de Artes Plásticas y Visuales, Ecuador Perú; I y II Salón Internacional de Artes Visuales en Trujillo; XVI Aniversario Asociación de Artistas Plásticos y Visuales de Loja, sala de exposiciones Eduardo Kigman, entre otros. El camino ya lo ha trazado con muchos lauros, que siga caminando.