Diego Lara León
En una de las biografías de Henry Ford, fundador del imperio automotriz norteamericano, se cuenta una interesante anécdota de cuando este genio de la industria y los negocios intervino en la selección de un nuevo ejecutivo para la empresa entre dos jóvenes profesionales que habían pasado el riguroso proceso de preselección para ocupar el alto cargo en Industrias Ford.
Curiosamente, ambos eran graduados de la misma Universidad, una de las mejores del mundo, ambos tenían el mismo promedio de calificaciones, ambos se habían graduado con honores, ambos estaban altamente preparados para ocupar el puesto vacante. El Gerente de Recursos Humanos no tenían argumentos para escoger entre los dos candidatos.
Luego de comentarle la disyuntiva en la que se encontraba al Sr. Ford, pidió su ayuda. Henry Ford, decidió ser él quien decida cual candidato sería el elegido. Pero, la entrevista final no la realizaría en las oficinas, la haría en su restaurante favorito.
Ambos candidatos quedaron sorprendidos y alagados que semejante empresario los invite a aquel lugar. La cena se desarrolló dentro de un ambiente distendido y familiar, Henry Ford los hizo sentir muy cómodos. Al terminar la cena y ya fuera del restaurante, el Sr. Ford le dijo a uno de ellos “estás contratado” y le agradeció al otro por haber postulado, pero claramente le indicó que no contaría con él.
El joven rechazado, con algo de vergüenza, le preguntó al magnate de los autos, Sr. Ford, ¿puedo preguntarle algo? nunca hablamos de ingeniería, nunca hablamos de ventas, nunca de tendencias de mercado, nunca nos preguntó sobre nuestras competencias, ¿Por qué entonces tomó la decisión de contratar a mi amigo y no a mi?
Henry Ford con mucha tranquilidad y con inmensa sabiduría le contestó: yo busco al mejor, no solo al mas preparado, sus notas, su conocimiento, sus competencias son impresionantes, pero yo necesitaba conocer al ser humano, al líder. Lo escogí a él porque:
Primero, tu amigo probó la carne y luego le puso la sal, en cambio tú, lo miraste a tu amigo y primero pusiste la sal y luego probaste la carne. Yo necesito personas que primero estudien y prueben las cosas antes de hacer cambios, los que cambian cosas sin antes probarlas, pueden dañar a una empresa, pueden perjudicar el empleo de muchas familias.
La segunda razón es la mas importante, tu amigo prestó atención a los meseros, les dio las gracias por pasarle la carta y el vaso con agua, pidió por favor un nuevo tenedor cuando el suyo cayó accidentalmente al piso. En cambio, para ti, los meseros fueron invisibles, no te diste cuenta que te atendieron, solo fuiste atento y educado conmigo. El líder que busco no debe ver la jerarquía, tiene que ver al ser humano. Por eso él fue contratado y tú no.
Dirigiéndose al joven que sí contrató, le dijo: Espero que alcances el éxito, pero para ello debes saber diferenciar entre el crecimiento, el progreso y el éxito.
Si tú logras incrementar las ventas de la empresa se llamará crecimiento. Si logras incrementar el patrimonio de la empresa, pero lo haces con ética, con disciplina, con honestidad y siguiendo normas, eso se llamará progreso. Y, el progreso más humanidad, moralidad y espiritualidad, se llamará éxito.
@dflara