01 de mayo: Día del Trabajador ecuatoriano

Campos Ortega Romero

campolin2010@hotmail.com

Stefan Zweig, maestro de la literatura universal, inmortalizó hace más de medio siglo: “que la historia tiene ciertos momentos estelares, fugaces instantes explosivos que dan una forma dramática a las millones de energías que mueven nuestro mundo”, uno de esos momentos, sin duda, fue aquel 1º de Mayo de 1886, donde el movimiento obrero, representado por la Federación de Organizaciones de Trabajadores y Uniones Obreras, fundadas en Chicago, toma la dirección de la lucha, al establecer, la huelga nacional de los trabajadores, por la jornada de las ocho horas de trabajo. Constituyéndose en su primera decisión de alcance revolucionario.

¿Pero qué es el movimiento obrero? Es un fenómeno social y político que nace en Inglaterra en el siglo XVIII, asumiendo como objetivo mejorar el bienestar de los trabajadores y emerge a partir de la Revolución Industrial y los cambios que ello implica. La primera fase de la industrialización se caracterizó por la saturada libertad por parte de los empresarios (sector designado como burguesía) sobre las condiciones laborales de sus trabajadores (denominados proletariado) en un escenario en el que no existía la legislación laboral, siendo ellos los empresarios quienes decidían los salarios o la extensión de la jornada laboral de los obreros.

En nuestro País, los primeros movimientos de la clase obrera, aparecen a fines del siglo XIX e inicios del XX, su precaria situación recordaba a la de los trabajadores de los países capitalistas centrales. Con ello comenzaron las luchas por mejores salarios, reducir las jornadas de trabajo, para logar y conquistar derechos laborales mínimos. Con motivo de la celebración del Centenario del Primer Grito de Independencia, el 10 de agosto de 1909 se realizó el Primer Congreso Obrero Ecuatoriano. Por decisión de la Asociación de Abastecedores del Mercado de Guayaquil, se conmemoró, por primera vez, el 01 de mayo en Ecuador, a partir de esa fecha los trabajadores de nuestro País continuaron recordando en los siguientes años. El gobierno de Leonidas Plaza Gutiérrez, a través del decreto del 23 de abril de 1915, consagró el primero de mayo de cada año, día feriado para los obreros del Ecuador. Al año siguiente 1916 se decretó en el país la jornada de 8 horas, que hoy “como siempre” es sistemáticamente burlada por quienes detentan el poder político y empresarial.

El Doctor Juan J. Paz y Miño Cepeda, señala que: “Con el transcurso de las décadas y al compás del crecimiento de la clase trabajadora y del lento camino capitalista del país, crecieron las organizaciones y las luchas reivindicativas. En 1938 nació la Cedoc, primera central nacional, a la que siguieron la CTE (1944) y la CEOSL (1962) diferenciadas y confrontadas por razones ideológicas que prevalecieron sobre las clasistas. Pero a inicios de la década de 1970 lograron converger y crearon el “Frente Unitario de Trabajadores” (FUT), que libró importantes huelgas nacionales en los 80. A partir de los 90, una serie de factores, entre los que destaca la vía neoliberal-empresarial que tomó el país, debilitaron al movimiento de los trabajadores. Su presencia renació desde 2007, cuando la Revolución Ciudadana cortó el neoliberalismo y avanzó en la construcción de una economía social. También aparecieron nuevas organizaciones de trabajadores. Paradójicamente, las dirigencias de varias de las organizaciones tradicionales rompieron con ese gobierno, pasaron a la oposición y, desde entonces, el “correísmo” fue convertido en una especie de enemigo principal a vencer.

En consecuencia, la conmemoración del Día del Trabajo en Ecuador ha convocado no solo a organizaciones de trabajadores, también a los diversos sectores políticos de las izquierdas y, además, a una multiplicidad de fuerzas sociales independientes, orgánicas e “informales”, que expresan la desesperanza común frente a la realidad nacional, lo que ha constituido una situación nueva desde hace años, y a la que se ha tratado de descalificar como la conjunción de fuerzas “desestabilizadoras”. En todo caso, existe una situación compleja para los sectores populares, todavía con fuertes desuniones y débiles frente al bloque en el poder. No hay duda que existe una reacción contra el camino neoliberal-empresarial y hoy, además, plutocrático. También se ha manifestado la demanda por democracia, el respeto a la movilización social y a los derechos constitucionales. Sin embargo, al mismo tiempo, es necesario advertir que es evidente la urgencia de reconstituir el movimiento de los trabajadores, agotado por múltiples limitaciones, que incluyen la ubicuidad política de distintas cúpulas, así como la sujeción a posturas tradicionales, que ya no responden a la dinamia de los cambios que ha experimentado la evolución histórica del país”.

Saludamos al trabajador y trabajadora de nuestra provincia y país, con admiración y respeto: No dejes jamás torcer tu brazo, por las batallas, las metas son alcanzables, porque tú tienes agallas de ver tus sueños cumplidos. Con mis mejores recuerdos. Así sea.