El debate, más dudas que certezas

Por Ruy Fernando Hidalgo Montaño

El debate de los dos candidatos a la Presidencia de la república, realizado el domingo 01 de octubre, a mi criterio, no aclaró para nada el panorama de los electores, con miras a los comicios del 15 de este mes. Más bien generó confusión en el pueblo, como siempre se cayó en un baratillo de ofertas demagógicas que, en lugar de sembrar esperanza en los ecuatorianos, solo logró oscurecer aún más el incierto porvenir nacional.

En una mayoritaria parte del debate, se ofrecía cosas, sin ningún sustento real, creando expectativas, que ellos saben muy bien que una vez lleguen al poder, no van a poder cumplir, por la penosa situación en la que han puesto al país los sucesivos gobiernos de turno. Cosas como que la pensión mínima de un jubilado, sea la del actual sueldo básico vital vigente ahora en Ecuador. Cuando todos sabemos la desastrosa crisis del seguro social, que apenas puede con los requerimientos de los actuales afiliados, un seguro social, que ve impotente cernirse sobre él, la creciente amenaza de una quiebra, con hospitales saturados e ineficientes, que no son capaces de cumplir ni medianamente con las necesidades médicas de los afiliados que caen en desesperación en la larga lista de espera, mientras ambos candidatos les intentan vender espejismos.

En los debates, jamás se habla a profundidad de temas absolutamente importantes para un pueblo que busca desarrollarse en todos los ámbitos, temas como, cultura, educación, que son de vital trascendencia para mejorar los horizontes de la patria. No se habla nunca de eso, y si se lo hace, lo abordan muy por encima, con ambigüedades sin sentido, como para salirse del apuro, mostrando un desinterés muy notorio.

Tampoco se dice nada de cómo pagar la enorme deuda del Estado con las prestaciones de servicios de salud de centros privados, a pacientes en situación de emergencia, deuda, que hasta el momento alcanza montos altísimos, y el gobierno actual ha cancelado a cuenta gotas perjudicando a los pacientes, que se han visto obligados a salir a las calles a exigir se tomen cartas en el asunto.

Otro problema que se lo tocó muy a la ligera, fue el relacionado a las adicciones, que requiere una atención primordial de los aspirantes a la primera magistratura del país, dado el alarmante crecimiento del consumo de drogas especialmente en segmentos juveniles de nuestra sociedad, debido a la consolidación de los cárteles mafiosos internacionales, en territorio nacional. Se debió hacer propuestas claras y factibles sobre esta lacra que carcome las estructuras sociales, familiares y sobre todo morales de nuestra gente.

Se me queda mucho hilo en el carrete, en lo concerniente al debate, que, en mí, generó más dudas que certezas.