Violencia contra la mujer, postración de la República

Herminio Guaya

La no violencia contra la mujer, es la postración de la República, contra ella, la más bella y linda de la humanidad, se cometen atrocidades y femicidios, generado por el machismo impositivo y perverso, por el sistema social imperante, injusto y deshumanizado; por la desigualdad ante la ley, con la anuencia de gobiernos, representantes y autoridades infieles al cumplimiento de la Constitución y la Ley; como muestra de violencia acendrada tenemos entre otros aspectos el controvertido Decreto 883, sobre los subsidios a los combustibles. Se requiere de un nuevo sistema social, económico y político justo, afín de superar la violencia contra la belleza, por el imperio de una democracia de acción participativa, porque hoy la misma, está en crisis.

El libro Ética y Comunicación de Jaime Toral Zalamea, nos indica que los orígenes de la violencia está en: “la carrera armamentista, especialmente nuclear y demás formas de violencia, odio y discriminación, especialmente el racismo y el apartheid, la opresión por regímenes tiránicos, el colonialismo y el neocolonialismo, así como otros grandes males que afligen a la humanidad, tales como la pobreza, la subalimentación y las enfermedades”. Se suma a esto, la insuficiente salubridad frente a la pandemia, el recorte presupuestario a la educación superior, alrededor de 98 millones de dólares, según la prensa nacional, la carencia de fuentes de trabajo, salarios reducidos, canasta básica insatisfecha, incumplimiento en cuanto a contratos y nombramientos a los servidores del Estado.

Todo acto injusto en la familia, en la administración pública, generan violencia y opresión. Así la violencia contra la mujer y la comunidad, constituye la postración de la República, de la Nación y la Patria, por carencia de ética pública.