Los días finales del año que murió, constituyen antesala del próximo, el camino de los dos polos opuestos: muerte-vida, donde experimentamos una serie de vivencias, sensaciones, afectos, sentimientos y muchos otros valores más, que solamente en los momentos más urgentes de la vida los reconocemos como vitales e importantes para nuestro equilibrio. Por ello debe ser, que al inicio del nuevo año, nos trazarnos nuevas metas, sentimos que es el renacer de todas las cosas consustanciales a la vida de las mujeres y hombres, para que la luz del día aparezca más clara, con el inquieto afán por renovar la vida. En verdad, Enero constituye un niño que tiene cara limpia y por ello no necesita de maquillaje alguno, que nos invita a conservar el espíritu festivo, del primer día del año, hasta los días postreros del mismo.
Sentimos de corazón que enero de 2021, constituye mes de los niños, de las mujeres y hombres de buenos propósitos, propicios a la sonrisa y comprensión, al apretón de manos a la confraternidad. Enero primer mes del año, sol nuevo y poderoso, poema de la noche y oración de manos juntas del mañana. Saludamos a enero y su nombre fresco, esperanzado y terminante. Por ello nuestra invitación a que nuestras almas se sequen de llanto y tristeza, para que se convierta en esperanzas, para que florezcan en ideas y fortalezas verdaderas de amor sobre todas las cosas.
Cierto que es necesario el trabajo y la lucha cotidiana por la vida a efecto que desde el inicio del nuevo año se empiecen a cumplir los buenos propósitos. Es necesario recordar: que se es mejor, porque usted ha tomado vuelo. El ayer se sepultó en la noche de fin de año, donde los lojanos iniciamos la caminata de un nuevo calendario, con la fe puesta en nuestras acciones, decisiones, que equivale a forjar nuestro futuro con nuestras propias manos y sueños.
Nuestro deseo ferviente es que el año 2021 constituya el inicio del entendimiento del AMOR, sí, con letras mayúsculas, la fe y la esperanza de sueños asidos de la mano con las obras positivas de los hombres, para invitarnos a conocer la libertad que no queremos conocerla, a la razón que tiene sus puertas demasiado abiertas; y la dulzura que es un manjar exquisito, la paz que debe ser vigorosa, y la justicia; aunque ciega pero necesaria, conocer a la palabra que es un puente común para las relaciones de los seres humanos, la maternidad que cubre a la mujer con su aureola de santidad. Para desterrar de una vez por todas: al odio que es un personaje con demasiados cuernos en la frente, al rencor que tiene mal carácter, a los intereses mezquinos de los políticos, -incluidos los padres de la patria-. Todo esto para que florezcan los niños y los hombres, para aprender a conjugar el verbo compartir, lo que equivale a firmar un acuerdo de ternura entre todas las personas, hoy; porque mañana puede ser demasiado tarde.
Cierto que el horizonte es poco halagador, por las medidas económicas, por la inflación que decrece tan imperceptiblemente, por la garra de la deuda externa, por el desempleo, por la inseguridad social, que golpea duramente a las mayorías de nuestro país y provincia, por ello el único camino que nos queda a los lojanos es buscar la unidad, -ya no como utopía- sino, como una necesidad concreta y real, como una propuesta vital que parta de los hombres y mujeres que vivimos en esta noble tierra, que nos involucremos en los problemas, para defender los intereses de la comunidad, para el bien de todos. Para sacar a flote nuestra grandeza de alma para con ella inyectar energías creadoras remozadas en todos los campos de la actividad y del conocimiento. Para de esta manera decir a los cuatro puntos cardinales: Feliz año 2021. Así sea.