Cada vez que contemplo edificaciones hermosas como una casa, edificio, templo, puente, castillo, torre, túnel, monumento, arco, coliseo, hotel o cúpula; ratifico mi convicción de que la construcción es un arte y los constructores unos artistas. Saber mezclar con técnica y talento los materiales; en las proporciones, condiciones y medidas precisas, interpretando esa especie de partituras que son los planos y dibujos arquitectónicos; para convertirlos en preciosas obras que parecen escapadas de un lienzo; no solo que constituyen una hazaña de la inteligencia sino la prueba inequívoca de la estrecha atracción que existe entre el ser humano y la belleza.
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