Según los expertos: la investigación, el desarrollo, las pruebas y la aprobación de vacunas antes del 2020 tomaba entre 7 y 10 años. La carrera por obtener la vacuna para el COVID–19 provocó que en tiempo record varios países, universidades y laboratorios aceleren todos los plazos que parecían difíciles de adelantar. No solo fue la asignación urgente y abundante de presupuesto para este cometido, sino que también hubo fácil acceso a pacientes, voluntarios, prioridad en estudios y trámites, manteniendo siempre el rigor científico.
Luego de tener ya la vacuna vienen los siguiente retos no menos complejos: la producción, la distribución y la vacunación a la población.
La producción a gran escala y en corto tiempo es un reto enorme, la dotación de la cantidad necesaria de vacunas para atender a casi todo el mundo implica producir aproximadamente 14.000 millones de dosis en tiempo record.
Ya los países han levantado la mano y se han puesto “en fila” para recibir de forma paulatina las vacunas. Se requiere el recurso financiero para adquirir las preciadas vacunas, los países complicados en su caja fiscal deberán ajustar sus presupuestos y liberar fondos para este cometido, se estima que el Ecuador deberá destinar alrededor de 200 millones de dólares para comprar vacunas. También se necesita la gestión necesaria para que las vacunas lleguen de forma pronta al país, puesto que los países grandes han definido como prioridad nacional el abastecimiento de vacunas; y, la atención a países pequeños está quedando relegada.
No se habla mucho en el Ecuador o no se quiere hablar, al menos el Ministerio de Salud no lo hace público, pero uno de los temas importantes y que ya debería estar listo es la estrategia de distribución y logística que permita vacunar a la población en todo el país. Sabemos que la vacuna necesita cadena de frío, es decir, debe estar a una temperatura por debajo de cero grados centígrados para que no pierda su eficacia. ¿Cómo lograrlo para llegar a los lugares más alejados del país? ¿Cuántas personas se han capacitado o deben capacitarse para vacunar a la población en tiempo record? Son preguntas aun sin respuesta, pero hay más interrogantes, ¿Cual el cronograma tentativo de abastecimiento de vacunas? ¿Hasta qué mes estaría vacunado un alto porcentaje de la población que asegure una inmunidad colectiva?
Urge la necesidad de involucrar al sector privado para que con su capacidad financiera, técnica, operativa y logística aporte al cumplimiento de la meta planteada.
Ningún sistema sanitario público en el mundo es suficiente para atender la salud de la población, es por ello que en todos los países conviven los sistemas de salud público y privado. Ante una crisis sanitaria global tampoco será suficiente el sistema sanitario público para cumplir la histórica tarea de inmunizar a la población ante el COVID-19.
Cuanta indignación ha causado saber que quienes están cargo de vacunar a la población con las exiguas cantidades de dosis recibidas, priorizan a sus allegados y a ellos mismo, frente a quienes están en la primera línea de atención de la pandemia y esto con apenas 8.000 vacunas. “Quien me es fiel en lo poco me es fiel en lo mucho” dice una parábola muy conocida. No podemos seguir de tumbo en tumbo con algo tan delicado y prioritario como la inmunización ante el COVID-19.
Señores gobernantes, apóyense del sector privado para que adquiera la vacuna, la distribuya y vacune en conjunto con el Ministerio de Salud a los ecuatorianos. Reemplacen urgentemente a aquellos funcionarios indolentes que priorizan lo individual frente a lo colectivo.
Que la vacuna sea gratuita para la gran mayoría de la población, pero permitan que quienes puedan comprarla lo hagan, esto ayudaría a la débil caja fiscal de nuestro país.
No existe posibilidad de una real reactivación productiva ni bienestar social, si no se controla la pandemia que nos ataca.