La Biblia y el móvil

La Iglesia celebró por segundo año el Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa Francisco en 2019. Debido a la reaparición de la ciática, la celebración ha sido presidida por Monseñor Rino Fisichella, quien, leyendo la homilía preparada por el Papa, ha expresado su invitación para “llevar siempre con nosotros la Palabra de Dios” y “pedir al Señor la fuerza de apagar la televisión y abrir la Biblia; de desconectar el móvil y abrir el Evangelio”. Continuo con mi pensamiento, intentando ampliar el mensaje que contrasta y complementa la realidad de nuestros días, los cuales, seguramente, seguirán siendo complejos. No dejo de inquietarme. No hacerlo, podría, en cierta forma, limitar la amplitud que contiene cada versículo de la Palabra de Dios.

«El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está llegando». Dios está cerca” y esto deja claro que “era el hilo conductor de su anuncio, el núcleo de su mensaje”. Rino Fisichella señala que la Palabra de Dios nos permite constatar esta cercanía y nos infunde esta paz, “pero no deja en paz”. “Es una Palabra de consolación, pero también de conversión. Porque con su cercanía terminó el tiempo en el que se toman las distancias de Dios y de los otros, terminó el tiempo en el que cada uno piensa sólo en sí mismo y sigue adelante por su cuenta”. “Esto no es cristiano porque quien experimenta la cercanía de Dios no puede distanciarse del prójimo, no puede alejarlo con indiferencia”. “En primer lugar se dirigió a los pescadores de Galilea. No eran expertos en las Escrituras y no sobresalían seguramente por la ciencia y la cultura. Pero Jesús comienza desde la periferia; y lo hace para decirnos también a nosotros que nadie está al margen del corazón de Dios. Todos pueden recibir su Palabra y encontrarlo personalmente”.El Papa Francisco pone este ejemplo para decirnos que Jesús no atrajo a sus discípulos con discursos elevados e inaccesibles, sino que hablaba a sus vidas: a unos pescadores de peces les dijo que serán pescadores de hombres. Jesús los llama a partir de su vida: “Son pescadores, se convertirán en pescadores de hombres”. “Con esta frase descubrirán paso a paso que vivir pescando peces era de poco valor, pero remar mar adentro desde la Palabra de Jesús es el secreto de la alegría. Así hace el Señor con nosotros, con su Palabra quiere hacernos cambiar de rumbo, para que dejemos de ir tirando y vayamos mar adentro en pos de Él”. Francisco hace una invitación a llevar siempre con nosotros la Palabra de Dios: Pongamos el Evangelio en un lugar donde nos recordemos abrirlo cada día, si es posible al inicio y al final de la jornada, de modo que entre tantas palabras que llegan a nuestros oídos llegue al corazón algún versículo de la Palabra de Dios”. “Pidamos al Señor la fuerza de abrir la Biblia; de desconectar el móvil y abrir el Evangelio”. Un broche oro en el epílogo de esta expresión que brota del corazón de Francisco. Gracias Mireia Bonilla desde el Vaticano.