Fray Walter Verdezoto Vargas, ofm

En el transcurso de nuestra existencia, siempre llegan seres prodigiosos para ser parte de la historia personal. En los estudios, en el trabajo o en la vocación-misión que uno realiza, esas buenas personas se convierten en compañeros y amigos de ruta; cercanos o lejanos por las circunstancias, siempre la amistad, compañerismo e ideales persisten en la vida y acción que se realiza.

Consternado por su fallecimiento y mi gratitud de compañero y amigo, voy a referirme a un gran ser humano, gran franciscano, de profunda espiritualidad y convicción religiosa, fiel a su profesión y dotado para brillar en su pasión por el arte religioso, por los estudios bíblicos, su sencillez, claridad y elocuencia para transmitir el mensaje divino y compartir su experiencia de fe.

Walter Verdezoto (1969-2021), fraile menor por convicción y vocación. Nace en la Provincia de Bolívar, cantón San José de Chimbo, provincia y cantón que culturalmente, gran parte de su identidad está en el “taita carnaval” y sus manifestaciones artísticas: la música andina y nacional, el folklor de sus trajes y la creatividad de sus representaciones. Ese fue su ambiente en el hogar de don César y doña Marta y junto a sus hermanos y hermana se forjaron en la fe y se prepararon académicamente en la Unidad Educativa Verbo Divino.

Su vocación franciscana inicia con su ingreso al Postulantado en 1987 y luego su recorrido en las etapas de formación hasta llegar a su consagración definitiva, en 1993 y Ordenación sacerdotal en 1996. Como premio a su carisma, sencillez y sabiduría, fue elegido para estudiar la Sagrada Teología en Jerusalén y posteriormente obtener su doctorado en Teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de la ciudad eterna, Roma.

Su regreso a Ecuador le mereció desempeñar encargos muy delicados: Guardián de algunos conventos, Formador, Director de Museo, de la Facultad Franciscana, Párroco. En su paso por el Convento de Loja 1997-1999 inició la reconstrucción del alicaído Convento e Iglesia, a resguardar la biblioteca y conservar la historia eclesial y civil de la ciudad y de la iglesia, adecuó el museo de arte religioso y su trabajo pastoral muy cercano a la gente y sus relaciones con las autoridades le merecen especiales recuerdos.

En Quito, Patrimonio Cultural de la Humanidad, como director del Museo “Pedro Gocial” y Guardián del histórico Convento de San Francisco emprendió titánica labor por recuperarlo, restaurar e inventariar el arte que se conserva desde el siglo XVI. Allí formó el grupo “Amigos del Belén” con quienes se dedicó a la confección y colección del pesebre, realizó por 7 años consecutivos la exposición de pesebres, en el mes de diciembre y junto a sus colaboradores llegó a confeccionar 500 pesebres de distintas expresiones y tradiciones religiosas y culturales.

Desde la madrugada del 12 de marzo, quienes te conocimos, desde 1987, los 21 que un día prometimos cuidarnos, lloramos tu prematura partida, pero estamos firmemente convencidos que tu paso por esta vida y por tu vocación siempre fue para hacer el bien. Tu ausencia ha permitido leer en las redes sociales y en la prensa convencional los mejores recuerdos de tu don de gente, de tu trabajo y misión pastoral y tu pasión por el misterio de la Encarnación y devoción particular a María Inmaculada, la “purísima”, como la llamaste siempre.

Descansa en paz hermano y amigo.