Ser mujer del color fuerte es grandioso, ahora lo explico: hay otro tipo de mujer, la que no lee poesía, ni va a librerías para cultivarse. Sí, es aquella que no sabe nada de los Starbucks y capuchinos, aun cuando le guste mucho el café de olla.
Siendo instruida no soy diferente, soy de aquellas que no conoce de Sabines (poeta mexicano), pero soy culta, como ellas que hicieron camino a las escuelas, colegios, e incluso universidades, al acompañar a sus familiares.
He trabajado hasta doce horas fuera de casa y cuando llego al hogar trabajo más para atender a los míos, y aun así, me alcanza la imaginación para extender lazos y abrazar con bienestar a los que amo.
Me he identificado con mujeres que laboran en fondas, oficinas fábricas, talleres, cafeterías, y otros lugares, allí están lavando, limpiando, cocinando, seguido de un largo etcétera, porque así dan su aporte. Son ellas, las que no usan el bolso marca Nicole Lee, porque tienen bolsas de plástico, morrales o mochilas y se sienten seguras, del gran contenedor donde acarrear sueños.
A ellas les gusta los colores fuertes, porque les alcanza para la recarga y no para el plan de internet, pero, no por eso dejan de estar pendientes de los suyos. Son de mala ortografía y buen sentido de la vida; tienen fiestas patronales más interesantes que una gira por centros comerciales o cenas de gala.
Las he visto, andar por el mundo sin el doctorado, ni el título colgando del nombre, pero, son más inteligentes con un sentido común, poco común en otros círculos de la sociedad. Y así son nobles.
Las he conocido, sin profesión formal que las adorne, pero, son más damas, con vestidos de manta y popelina. No se maquillan, ni dependen de prendas especiales o zapatillas de cristal para ser mujeres.
Las menos agraciadas por los estereotipos de moda y belleza racial, tienen su encanto, son valientes, de una sola pieza, que no se rompen. Son mujeres fuertes.
Las he visto, vendiendo en mercados y puentes, en los parques, quioscos, y avenidas. La gran mayoría no sabe de tecnología, ni habla inglés, pero tiene un lenguaje claro, el lenguaje del amor.
Las mujeres que estilan el color fuerte en su carácter, son mujeres amables, dan los buenos días, dicen gracias, por favor, siempre con la mejor sonrisa y a veces, con tanta espontaneidad que no importa si al hacerlo, muestran toda la dentadura. Mujeres, con las que platicar diez minutos te cambia la perspectiva de la vida. Son calladas y protectoras, no se quejan, no hacen ruido, son mujeres de buena madera, en ellas hay el color de la comprensión, la fortaleza, el respeto. Un linaje de mujer que se resiste a desaparecer. Son mujeres del color fuerte, que no palidece. (Inspirado en un poema de autor: Anónimo).