Eolo y sus travesuras

Esta vez el viento helado
nos congela hasta los huesos,
nos enfría mate y sesos
“pior” si estamos destapados.
El asunto se hace frío
a las dos de la mañana,
dice gélida tu hermana
que es esposa de mi tío.

Ayayay, la cosa es seria
y provoca un buen catarro
que me pone voz de tarro
justo en vísperas de feria.
A la cama tempranito
con dos mantas, dos cobijas,
y por “siaca” se me aflija
un humeante “gloriadito”.

Ayayay, lo solteritos
a la cama patas frías,
congelados …mama mía!
agarrando al pajarito.
Viento y frío se nos mete
por la puerta mal cerrada
de manera despiadada
más helado que machete.

Un hirviente cafecito
nos calienta la garganta
y la llama se agiganta
si es que viene con traguito.
Por la noche, tembladera,
estregando las manitas,
hecho hielo las nalguitas
y de paso “moqueadera”.

No se arriesgue compañero
y utilice un buen abrigo,
que proteja el cuerpo entero,
el pechito y el ombligo.
Nunca salga sin bufanda
y también un par de guantes
si es que sale de parranda
a los bares asfixiantes.

Este viento desalmado
ha volteado las falditas
de las lindas señoritas
de este pueblo congelado.
Los helados no se venden,
solamente Cantaclaro
pues la gente se echa un “guaro”
aunque en casa los reprenden.