Conmovida por la tragedia en la Penitenciaría del Litoral y sus cientos de muertos, me estremezco, siento la desesperanza de estar acorralados en un sistema que parece acercarse a la destrucción humana. Han muerto padres de familia detenidos por pensiones alimenticias y otros por infracciones leves. Este tipo de realidad roza lo inaudito, una madre pide el cuerpo de su hijo, dice entre llanto, que no se lo dan porque no encuentran la cabeza.
Con lo dicho, vengo a culparnos por creer que es imposible. He preguntado a líderes y magistrados acerca del caos en las cárceles, sugiriendo falta de rehabilitación. Dicen que rehabilitarlos es imposible.
Desde los años 80 del siglo pasado, reina en el mundo la globalización, un sistema de dominación y de hegemonía. El poder total del mercado y su competencia, que amenaza contra la sobrevivencia humana.
No es la dicotomía entre capitalismo y socialismo, ni entre dueño del capital y trabajo asalariado, o lucha de clases. No, se trata del sistema de ley absoluta, que amenaza la vida humana. Es una realidad doliente y demanda solidaridad. Sí, que sienta que luchar por la vida del otro es luchar por la vida propia. El otro está en mí y yo en el otro, es este el llamado de utopía necesaria.
Se trata de la solidaridad utópica, pero, no irrealizable. Podemos enfrentar el proceso destructivo del mercado, disolviendo las “fuerzas compulsivas de los hechos” y se lo hace con solidaridad. Tal vez, se vea descabellado, pero, hay que encontrar consensos sociales que superen el maniqueísmo de la modernidad y estructurar la economía para la sobrevivencia, con constante formulación y reformulación de las relaciones sociales y productivas.
Marx afirma que la humanización del ser humano, es algo que va más allá de las relaciones mercantiles, y plantea la abolición de estas últimas. Max Weber, con el mismo esquema, dice que el capitalismo es vía para la vida humana, pero no puede demostrarlo. Por eso hay preguntas así: ¿Qué gana el Estado engordando reos? Desde esa lógica, es invisible el proceso de humanización /deshumanización del ser humano.
Parece imposible, mas, la política es el arte de hacer progresivamente posible lo imposible. Para que la realidad permita vivir, es imprescindible reivindicar lo humano.
Por esto la utopía como imaginación de horizontes, sin ser fin por realizar, debe permitir ver. Así, la hipótesis a priori, es ver que la libertad no está en la ley, sino en las relaciones del sujeto con la ley. Es inútil reformar leyes, si el enfoque, es solamente el rigor en el sistema de penas.
Es imperante producir leyes, que permitan transitar del “yo” al “nosotros”, legislar desde ese enfoque, traería resultados. Qué tal si, los militares en lugar de represión dieran educación en las cárceles. Es una utopía necesaria.