El dogma y las ideas fijas, retrogradas

El viernes pasado terminó el Congreso Internacional de Historia, Educere (42 ponencias de representantes de Ecuador, Perú Argentina, España y Suiza), organizado por el Archivo Histórico del Municipio de Loja en colaboración con otras instituciones, e inscrito en el Programa de Festejos por la Independencia de Loja. La temática central giró en torno a la importancia histórica de la educación como forma de vivir, convivir y desarrollarnos en armonía y equidad con nosotros mismos y el resto de seres vivos y el ambiente, asimilando las lecciones del pasado, dejó muchas satisfacciones por la calidad de los expositores y el esfuerzo de los organizadores. La evaluación final reconoció más luces que sombras y reafirmó, una vez más, la importancia de la educación de calidad como herramienta formativa del ser humano, porque está estrechamente vinculada a todas las actividades que necesita para subsistir y desarrollarse con probidad y mesura: salud, producción, política…Y lo que ocurre cuando esa misma educación se orienta a fines inmorales, retrógrados o perversos.

La introducción tiene que ver con esa tendencia negativa a la cual, particularmente la clase política y la dirigencia laboral ecuatorianas, aún inmaduras y carentes de educación política de calidad, no han podido superar: el mantenerse, más inconsciente que conscientemente, a ideas inamovibles, falsamente reivindicativas, ancladas al pasado… Cómo es por ejemplo, la idea fija de exigir como política de estado el sostenimiento del subsidio indefinido al precio del combustible, esgrimiendo los mismos argumentos desde varias décadas atrás…, sin considerar otras opciones como la focalización de esos subsidios a estratos sociales que realmente los necesitan (no para todos) y, al contrario, empecinados en no entender que esos mismos combustibles, por baratos, se desperdician o enriquecen a pillos mediante el contrabando y la corrupción. Ideas fijas que caen en el terreno del dogma y, como tales, ciegan a los falsos líderes que las promueven y que, curiosamente, , se

mantienen también fijos en sus puestos directivos, cerrando un círculo por demás vicioso. En vez de cambiar de discurso y ocuparse de asuntos mucho más importantes como: la educación de calidad, con valores éticos, principalmente cívicos, políticos y ambientales, que enseñe las ventajas del respeto a los bienes públicos, al pago de impuestos, al combate al narcotráfico y la corrupción; el respeto al ambiente, a legislar por la equidad social y no favoreciendo a delincuentes y condenando a los honrados…; la alarmante desnutrición infantil; en fin, la creación de una sociedad más justa y con mejores condiciones y hábitos de vida.

Sobre este tema he leído, con agrado y esperanza, la noticia de Crónica de 15 del presente, sobre el desarrollo de la Tercera Edición de la Escuela de Formación Política G4, EFP G4 (13 noviembre 2021 a 22 marzo 2022), por iniciativa de la Fundación Caje y el aval de las universidades de Cuenca y Nacional de Loja, el Consejo Nacional Electoral, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Fundación Nacional para la Democracia (NED). Evento dirigido a promover la participación política y social de líderes jóvenes de 11

provincias, entre las cuales Loja, con varios módulos presentados en 100 horas de clase.

Esperamos que esta EFP G4 se enmarque en los postulados de una buena educación, topando temas de Ética Política y otros, como los apenas esbozados en esta corta nota, pero especialmente logre motivar a los beneficiarios del Curso hacia un cambio positivo, que incida en el cambio colectivo nacional y beneficie a todo el país.