¿Quién me ayuda a matar a mi mujer?

Diego Lara León

No estoy con arranques de femicida ni cosa que se le parezca, cuando digo ¿Quién me ayuda a matar a mi mujer? me refiero al título de una de las novelas del Dr. Carlos Carrión Figueroa, un lojano del mundo. Hace pocos días tuve el gusto y honor de asistir a un evento en el cual varias instituciones lojanas presentaron formalmente el apoyo a este enorme literato lojano, quien con sobra de merecimientos ha sido postulado al Premio Nacional Eugenio Espejo, máximo galardón que otorga el Estado Ecuatoriano a hombres y mujeres destacados por su trayectoria en la cultura.

Yo, desde niño, y a través de mis papás, buenos amigos del gran Carlos Carrión, aprendí en aquellas inolvidables charlas de la sobremesa, a conocer su vida, su humor, sus anécdotas y por supuesto su obra. La primera novela de este autor que leí fue ‘El más hermoso animal nocturno”, libro que tomé de la biblioteca familiar, mis papás a más de buenos amigos fueron siempre enamorados de su obra, las tenían todas.

Carlos Carrión nació hace 78 años en la linda parroquia de Malacatos, fue el mayor de 4 hermanos. Con el humor fino que lo caracteriza cuenta que cuando era niño su madre lo llevó donde un adivino, éste “al auscultar al paciente” le dijo que escuchaba un ruido y por lo tanto aquel niño sería, sin temor a equivocarse, un gran tractorista. Tantos años después Carlos Carrión se cataloga como un gran tractorista escritor.

El colegio nocturno Leones de Loja, entidad educativa que nació para educar y brindar oportunidades a todos aquellos jóvenes talentosos que al tener que trabajar no podían acceder a los estudios secundarios en horarios de la mañana, este colegio formó al gran Carlos Carrión. Al graduarse, se fue como profesor a la parroquia de Paletillas, allá en el cálido y hermoso Zapotillo. Su amor por escribir lo llevó, según su propio relato a torcer su destino y salir nuevamente a Loja para estudiar en la Universidad Nacional de Loja. De no haber salido de Zapotillo, su destino hubiera sido “casarse con la joven que más chivos tuviera”.

Posteriormente la Universidad Complutense de Madrid potenció su don por contar historias. Como él lo dice, se fue a España e hizo lo que no le mandaron a hacer y regresó casado y formó una hermosa familia.

Carlos Carrión comenta con humor que al inicio de su larga carrera literaria escribía una hoja por día y que sus hijos, muy pequeños en ese momento, le decían que si vendía esas hojas no le darían ni un centavo a cambio.

Cuando escribió su primera novela su hijo pequeño le preguntó, ¿Cuántos burros podrás comprar con lo que ganaste por vender el libro?, su respuesta fue genial, “creo que me alcanza para burro y medio”.

Me alegró mucho asistir al evento en el cual tanto el Gobierno Local y Provincial, las Universidades y el Sector Privado, juntos, apoyamos la candidatura de unos de los mejores literatos que ha parido esta tierra lojana.

Carlos Carrión afirma que Loja siempre ha sido y será su casa, hoy tantos años después y con una gran producción literaria a cuestas, la sociedad lo ubica en la mesa principal de grandes escritores ecuatorianos.

En su discurso de agradecimiento y haciendo gala de aquella genialidad y humildad que tienen los grandes seres humanos dijo: “gracias por apoyar mi candidatura, gracias por creer que puedo ser merecedor del Premio Eugenio Espejo, aunque nunca he ganado ni el título de buen marido”.

Finalmente, luego de estrechar su mano y enviarle los saludos que le enviaron mis papás, me fui con el espíritu alegre, pero alcancé a decirle, ¡Gracias Carlos Carrión Figueroa por regalarnos sus letras!                                                                         @dflara