El ámbito estético contextual de las imágenes mentales del cerebro lector

Galo Guerrero-Jiménez

Así como el escritor tiene sus métodos de trabajo para producir un texto escrito, bien sea científico, literario o ensayístico, el lector también tiene sus formas muy personales para apropiarse del contenido de ese texto leído; incluso, sus maneras de leer varían con arreglo a diversas circunstancias de tiempo, espacio y desde los ámbitos personales tan particulares de su emocionalidad, de su psiquis, del grado de su cultura, de su formación educativa y del interés para leer temáticas que sean de su gusto y, en las cuales, los conocimientos previos sobre formación lingüística y de la temática leída juegan un papel primordial para entender, inferir y criticar axiológica, hermenéutica, estética y socialmente ese documento que en su cognición fluye hasta llegar al hipotálamo en donde la estructura del cerebro acomoda esa información que el lector la procesa de conformidad con el grado de atención y concentración que le es posible experimentar a través de imágenes mentales que irán a guarecerse en la memoria a largo plazo.

Bajo este comportamiento humano tan singular el lector se entretiene, se concentra, disfruta o sufre, asimila, analiza, cuestiona, pregunta, se estresa, se divierte, dialoga, estudia, aprende y da cuenta de las funciones simbólicas, sociales, políticas e ideológicas que le sean posibles construir mentalmente, es decir, como señala el neurocientífico David del Rosario, el lector percibe “la realidad en porciones de tiempo, de forma segmentada, dividiendo cualquier experiencia en ventanas de tres segundos. En ese periodo, el organismo traduce los estímulos al lenguaje cerebral, analiza sus características básicas, se queda con lo novedoso e interesante, le da un significado, integra la ventana actual con la anterior para ofrecer la sensación de continuidad y proyecta el resultado en la ínsula para tomar conciencia de que somos nosotros quienes vivimos (…)” (2019) esta realidad acerca de la vastedad de información que el texto contiene.

Por lo tanto, el éxito que el lector tiene durante todo este proceso  cognitivo, es cuando se da cuenta del más alto grado de conciencia lingüística que pudo experimentar  fenomenológicamente; pues, el cerebro, en su etapa final, logra producir imágenes mentales con las cuales el lector aviva su psiquismo intelectual y emocionalmente para interpretar la realidad de forma muy exclusiva, muy a su manera, en virtud de que esta nueva experiencia es el resultado de un conocimiento fabricado o construido en un nuevo saber.

De ahí que, la escritura puesta al servicio de la cultura en general, debe engendrar lectores que si se adentran desde los elementos antes señalados, es decir, axiológica, estética, hermenéutica y simbólicamente para lograr nuevos saberes, hay que desechar al lector intensivo que aún vive enquistado en todos los niveles de la educación escolarizada y, aún universitaria, es decir, lectores que se acostumbraron o los obligaron para que estudien de memoria o solo para que lean de manera fragmentaria para cumplir con una tarea escolarizada y/o académica.

Pues, aprender a vivir y experimentar el asombro del mundo de afuera que el escritor, el investigador, el artista y el científico crean y recrean en sus escritos, es un modelo ideal y vivencial al más alto nivel cognitivo que un lector puede experimentar para que sus imágenes mentales vayan en post de una filosofía del lenguaje, de manera que sus reflexiones sobre el texto leído, sean la expresión de una nueva mirada para analizar la realidad circundante axiológica, creativa y estéticamente, quizá al estilo de lo que afirma Sartre: “El objeto estético es propiamente el mundo en la medida en que es perseguido a través de imaginarios, la alegría estética acompaña a la conciencia posicional de que el mundo es un valor, es decir, una tarea propuesta a la libertad humana. Y eso es lo que yo llamaría modificación estética del proyecto. El mundo se convierte en mi tarea. La función esencial y libremente consentida de mi libertad es precisamente traer al ser” (2013) de lo humano en su más alta dimensión cognitiva y estético-contextual-antropo-ética.