Campos Ortega Romero
A propósito del septuagésimo tercer aniversario de creación de la Unión de Periodistas del Ecuador (UNP), núcleo de Loja, constituye oportunidad válida para saludar a los periodistas de la región sur del país. Y recordarles que el periodista como el maestro, tiene que ser un verdadero apóstol. Se requiere vocación, espíritu de servicio. Es una profesión que en los tiempos modernos implica riesgos y sinsabores. El periodista no puede degradarse a buscar una mera actividad lucrativa o a prestarse para una escondida propaganda ideológica. En cambio, debe ejercer el apostolado de la verdad y el civismo.
El periodista, es ante todo, un guardián desvelado de la libertad. La libertad, acusaba Edmund Burke, “debe ir acompañada de la prudencia y de la justicia”. La libertad, escribió José Martí, “es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado y pensar y hablar sin hipocresía. El hombre que oculta lo que piensa o no se atreve a decir lo que piensa no es un hombre honrado”, Así el poder de la palabra sea escrita o hablada.
Miguel Strogoff, el correo del zar, en la brillante obra de Julio Verne, expone su vida atravesando un continente porque cree en la lealtad y su valor es sólo una herramienta que le sirve para entregar el mensaje por el cual amigos y enemigos se enfrentan. En la historia griega un soldado, Filípides, muere por debilitamiento después de recorrer cuarenta y dos kilómetros a pie, para dar parte de la victoria de Milciades sobre los persas en la batalla de Maratón. Un emisario del Sha, en el siglo XIII, va por todas las posadas de camellos en busca de Omar Kayyham para comunicarle que a más de 10.000 kilómetros, el jefe de una secta llamada: “Los asesinos de la montaña” sabe hacia dónde se dirige. En estas tres historias existe un terreno común, el que se refiere al protagonismo vital de un mensaje, de una comunicación, de una palabra. Porque a través de todas las épocas el saber, el conocimiento, la información, han poseído un poder que antecede al de las armas y que se encuentra magnificado en una señal suprema, mágica, poderosa que es la palabra.
Se hace necesario cuidar la libertad, una libertad irresponsable no-solo es peligrosa, sino que no es constructiva. Cuando los medios de comunicación en uso de la libertad dicen las cosas de cualquier manera o no la saben decir, ponen en tela de juicio a los actores de la noticia y esos protagonistas son muchas veces la imagen, cuando no el prestigio de nuestros pueblos.
La libertad no se maneja responsablemente por los medios de comunicación. Esto tenemos que no aceptarlo, pero sí reconocerlo. Ahora bien, si todos, en todas partes; si los medios y todo el mundo en general hiciera uso responsable de su libertad, teniendo en cuenta el interés social, basándose en la democracia, no habría que hablar del derecho que se tiene a la intimidad y a la propia imagen.
Aquí está el ideal confiado al periodismo. Con él se puede llegar lejos. Inscribimos el pensamiento de Jean de Muller en el ámbito de las responsabilidades del periodista: “El más hermoso don de la libertad es el derecho a ser veraz. La libertad y la verdad están allá donde reinan la paz y la justicia” Recordamos que la libertad de una persona termina donde empieza la libertad de la otra. Toda libertad tiene su responsabilidad y su límite.
La historia del periodismo nos recuerda que los periodistas se dan a conocer por su actitud luchadora, sabia y reflexiva, por sus discursos convincentes y colmados de conocimientos, capaces de transformar la sociedad. Nuestro respeto y admiración a cada uno de los periodistas agrupados en la Unión Nacional de Periodistas de Loja UNPL, a su pensamiento a su dedicación en la labor de la comunicación social, al valor humano que representa, una práctica de vida que se construye en la esperanza de los más excluidos de nuestra patria. Salud Periodistas lojanos en su día. Así sea.