Allá en El Panecillo
al vuelo de cometas
navegan los recuerdos
de aquel amor que no volvió.
Alex Alvear
De repente suelo ir a comprar fruta en la Mariscal.
Después de asegurarme que todo esté en orden.
Después de haber ido a retirar tamales en la Cooperativa Loja.
Después de haber revisado en el correo electrónico alguna propuesta laboral.
Después de lavar verduras y colocar la carne fuera del congelador –sobre agua–.
A veces la música del radio suele controlar mi azúcar en la sangre.
A veces el futuro se vive cuando lo miras por el retrovisor.
A veces los momentos top de la vida suelen estar en cola oliendo aromas del pan de lunes.
A veces la puerta dice: ”por aquí entraste a tu vida, pero esta madera no te regresa al inicio”.
De repente, suelo morderme la lengua mientras la yesca memoria se incendia.