Campos Ortega Romero
El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General mediante la resolución 54/120, siguiendo las recomendaciones de la Conferencia Mundial de Ministros de la Juventud (Lisboa 8-12 de agosto de 1998), declaró el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Recomendando que se organizarán actividades de divulgación pública para apoyar el Día como una forma de promover y dar a conocer el Programa de Acción Mundial para los Jóvenes, aprobado por la Asamblea General en 1996 (resolución 50/81). La resolución 2250 del Consejo de Seguridad, sobre Juventud, Paz y Seguridad, representa un reconocimiento sin precedentes de la necesidad urgente de involucrar a los jóvenes en la promoción de la paz y la lucha contra el extremismo, y claramente posiciona a los jóvenes como socios importantes en los esfuerzos globales. El Día Internacional de la Juventud se conmemora todos los años el 12 de agosto para llamar la atención de la comunidad internacional sobre los problemas de la juventud y para ayudar a desarrollar el potencial de los jóvenes como integrantes de la sociedad actual.
Según el informe Mundial de la Juventud de las Naciones Unidas del año 2021, 1,21 millones, es el número de jóvenes entre 15 y 24 años que habitan en el planeta y representa el 15,5 por ciento de la población mundial. Para mejorar el mundo que heredarán, este grupo socialmente consciente ha desencadenado su voluntad y poder colectivos para alzar sus voces a fin de exigir que las empresas y los gobiernos enfrenten cuestiones tales como las desigualdades de género, racial y socioeconómica, y el cambio climático. Sin esperar una invitación y sin permiso, las y los activistas juveniles reúnen a sus compañeras y compañeros, inician y nutren movimientos, trasladan lealtades a entidades que se correspondan con sus valores, hacen reclamos a líderes políticos y desafían el statu quo para ayudar a crear el mundo en que quieren vivir, un mundo en el que todas y todos podamos prosperar.
El tema de este año es “Solidaridad intergeneracional: Crear un mundo para todas las edades” y procura combatir las distintas formas de discriminación por razones de edad y tender puentes entre las generaciones. Desde la sabiduría de la juventud hasta la energía y el idealismo de las personas mayores, debemos acoger y aprovechar los dones que aportan las personas de todas las edades y asegurarnos de que nadie quede atrás. Los problemas del mundo son demasiado complejos para que generaciones enteras no puedan proponerse enfrentarlos, señalan los jóvenes comprometidos con el futuro social de la humanidad.
La discriminación por razones de edad es una forma de prejuicio que a menudo coincide con el sexismo y el racismo, y puede tener efectos perjudiciales para la salud y la participación en diversas esferas. Para las y los jóvenes, eso significa tener acceso a una educación sexual integral y a servicios de salud sexual y reproductiva para ejercer su autonomía corporal y tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos, sus vidas y su futuro. Este derecho es fundamental para la autorrealización. Elogiamos los esfuerzos y aportes, grandes y pequeños, que hacen las y los jóvenes para corregir los errores del mundo y para invitar a otras y otros a compartir su camino. Las y los jóvenes de hoy son los líderes del mañana, y saben que nada cambiará si se quedan de brazos cruzados: el cambio sólo ocurre cuando se levantan y echan a andar. “Las esperanzas del mundo están puestas en la gente joven. La paz, el dinamismo económico, la justicia social, la tolerancia: todo esto y más depende, hoy y mañana, de que aprovechemos la energía de la juventud.” Secretario General de la ONU, António Guterres. Saludamos a la noble juventud lojana, ecuatoriana, demandando del Gobierno Nacional políticas justas y equitativas en beneficio de la juventud. Así sea.