A la mujer de hoy y de siempre

Vicente Paúl Maldonado Quezada

“Sin importar los momentos difíciles como las adversidades, las mujeres siempre hemos seguido y seguiremos adelante. Las felicito a todas ellas y valoro mucho su accionar diario y permanente. Somos ejemplo de fuerza y constancia para todas las personas que nos rodean. No existen los imposibles para nosotras y siempre estamos demostrando que podemos lograr lo que nos proponemos con altura, respeto y sobre todo con conciencia social. ¡Adelante mujer luchadora e incansable!” (Ramos Encarnación, 2020). El mundo avanza hacia la celebración del Día Internacional de la Mujer. En la actualidad los derechos de las mujeres retroceden. Las crisis de los últimos años han puesto de manifiesto que el liderazgo de las mujeres es más determinante que nunca.

Las mujeres han afrontado heroicamente la pandemia sanitaria, pero, al mismo tiempo, las mujeres han sido las primeras en perder el empleo o las oportunidades de educación, al asumir más trabajo de cuidados no remunerado, y al enfrentarse a niveles exorbitantes de violencia doméstica, ciberacoso y al aumento vertiginoso del matrimonio infantil. La pandemia ha puesto de relieve con más crudeza que el patriarcado está profundamente arraigado en nuestras sociedades. Seguimos viviendo en un mundo dominado por los hombres y en una cultura de dominación masculina. Por ello, tanto en los buenos momentos como en los malos, son las mujeres las que tienen más probabilidades de caer en la pobreza: su atención sanitaria se sacrifica y su educación y sus oportunidades se ven cercenadas. En los países en conflicto las mujeres y las niñas son las más vulnerables, pero también son las voces más fuertes para generar la paz. De cara al futuro, una recuperación sostenible e igualitaria solo será posible si se realiza una recuperación feminista, en cuyo centro se sitúe el progreso de las niñas, niños y sobre todo las mujeres. Tenemos que progresar económicamente con inversiones selectivas en la educación, el empleo, la formación y la creación de trabajo decente para las mujeres. Las mujeres deben encabezar el acceso a los puestos de trabajo que están llamados a crearse de aquí en adelante. Tenemos que progresar socialmente con inversiones en los sistemas de protección y en la economía social. Este tipo de inversiones arrojarán enormes dividendos, ya que crean puestos de trabajo ecológico y sostenible, al tiempo que apoyan a los miembros de nuestras sociedades. Tenemos que progresar financieramente para reformar un sistema financiero en nuestro país centrada en las mujeres. Esto incluye el alivio de la deuda y sistemas fiscales más justos que canalicen parte de la inmensa riqueza nacional y mundial hacia quienes más lo necesitan. Necesitamos una acción urgente y transformadora, para revertir el imprudente aumento de las emisiones y las desigualdades de género que han dejado a las mujeres y niñas en una situación de vulnerabilidad desproporcionada. Para garantizar su éxito y estabilidad en el futuro, las economías deberán ser ecológicas e inclusivas en materia de género y sobre todo sostenibles. Necesitamos más mujeres en puestos de liderazgo en los gobiernos y las empresas, para elaborar y aplicar políticas verdes y socialmente progresistas que beneficien a toda la sociedad. Sabemos, que la presencia de más mujeres está relacionada con compromisos más firmes y mayores niveles de inversión en sanidad y educación. Tenemos que progresar políticamente con medidas específicas que garanticen la igualdad de liderazgo y la representación de las mujeres en todos los niveles de adopción de decisiones políticas, aplicando con audacia mecanismos como las cuotas de género. Erradicar siglos de patriarcado exige que el poder se reparta con igualdad en todas las instituciones y a todos los niveles. Las Naciones Unidas han logrado que, por primera vez en la historia, exista paridad de género entre el personal directivo superior. Esto ha mejorado notablemente la capacidad de reflejar y representar de forma más adecuada los intereses de las comunidades en las que habitamos. En cada paso del camino, podemos inspirarnos en las mujeres y las niñas que impulsan el progreso en todas las esferas y en todos los rincones de nuestro planeta. Cuando el mundo invierte en ampliar las oportunidades de las mujeres y las niñas, toda la sociedad gana. Por una cuestión de justicia, igualdad y moralidad, y por simple sentido común, hay que hacer avanzar los derechos de las mujeres. Necesitamos una recuperación sostenible y feminista centrada en las mujeres y las niñas e impulsada por ellas.