César Correa
Guillermo Lasso no es ni vago, ni inútil, ni ignorante, ni tonto, pues lo que he visto es que no descansa ni un instante, contesta y despacha sus cosas con suma agilidad, se embarca en asuntos bien complicados y logra sus objetivos. Lasso es igual de inteligente, diligente, perspicaz y trabajador como Rafael Correa, la diferencia está en los fines diametralmente opuestos que ellos persiguen. Lasso podría hacer un gobierno muy beneficioso, pero desgraciadamente su talento va en dirección contraria y nos está destruyendo atrozmente.
Lo digo para probar que en el capitalismo existe un desperdicio espantoso de todo, que el desperdicio más trágico es el del talento humano, tanto de pobres como de ricos. En el mundo de hoy vemos funcionando a todo vapor a personajes que han adquirido una elevada preparación técnica, que han asumido cargos de la más alta responsabilidad social, que malgastan su tiempo y su vida en la ejecución de acciones criminales y perversas. Porque Clinton, Obama, Trump, Aznar, Tatcher, Adenauer, Piñera o Macri no han sido individuos de mente obtusa y cerebro vacío.
En el otro extremo tenemos a la gente que no terminó la primaria, de la que he encontrado en cantidades en las áreas rurales, de una inteligencia superior, que hubieran podido realizar obra de gran trascendencia si la sociedad les hubiera dado la oportunidad de instruirse, pero por la tremenda injusticia social imperante, se quedaron sin cultivar y nos le quedó más remedio que dedicarse a laborar con técnicas rudimentarias, de muy bajo rendimiento.
La tragedia es más lamentable. Conozco cantidad de conciudadanos muy preparados, hasta con títulos de cuarto nivel, cuyos conocimientos no los está aprovechando la sociedad porque no les da empleo en el sitio correspondiente y los mantiene, a muchos en la absoluta desocupación y a otros en puestos en los cuales no se requiere conocimientos especializados.
No hay solución en el mundo capitalista, que seguirá desperdiciando pavorosamente el talento de las personas que se hallan bajo su influencia, lo que finalmente precipitará su desaparición, en tanto que en los proyectos socialistas se hacen los mayores esfuerzos por masificar la ciencia y crear empresas en las que se necesita personal con la más alta calificación profesional.
Todo cuanto hagamos por mejorar el nivel cultural de la población servirá efectivamente para ir construyendo la sociedad socialista.