Job

Con seguridad ha escuchado esta historia: Un hombre muy próspero, reconocido, de alta calidad moral, pierde de un día para el otro todas sus posesiones, sus jóvenes hijos mueren trágicamente, es aquejado por una terrible enfermedad, su esposa lo confronta y sus amigos lo acusan infundadamente. A pesar de perderlo todo, este hombre continúa siendo fiel a Dios y esa fidelidad es recompensada cuando el Señor, luego de un tiempo, le entrega el doble de lo que tenía, concediéndole además una nueva familia y una vida larga que le permite disfrutar de su descendencia. A breves rasgos, esta es la historia de Job, el profeta del antiguo testamento que es considerado un modelo de paciencia y perseverancia ante la adversidad.

La paciencia y perseverancia de Job nacía de su fe inquebrantable, que lo llevaba a declarar: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de que se haya deshecho esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19).

A pesar de que las personas suelen creer, al igual que los amigos de Job, que las pruebas, tragedias y tribulaciones son una especie de “castigo” por malas acciones realizadas, o quizá se deben a la “mala suerte”, lo cierto es que el Señor es soberano, omnipotente y no tiene por que darnos explicaciones, es omnisciente, y conoce todo sobre nosotros y a pesar de nosotros, nos ama y tiene un propósito, bueno, perfecto y agradable ya que “para los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8).

¿Cuantas veces se ha sentido desfallecer al sentirse desbordado por una prueba?, puedo confesar que en mi caso las veces han sido muchas, pero siempre el Señor me dio la salida, he comprobado en primera persona que “no nos ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no nos dejará ser probados más de lo que podemos resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podamos soportarla” (1 Corintios 10). La fidelidad de Dios nos anima a seguir firmes y “en verdad, consideramos dichosos a los que se mantuvieron firmes. Ustedes han oído hablar de cómo Job se mantuvo firme y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso”. (Santiago 5)

He comparado mis pruebas con las padecidas por Job, y me he dado cuenta de lo pequeñas que estas han sido y las he superado con la ayuda del Creador, he visto su amor y fidelidad; y al igual que Job he podido decir: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42).