Por: Sandra Beatriz Ludeña
Malva Marina se llamaba, fue ocultada y repudiada por su padre, aunque era hija legítima del gran poeta Pablo Neruda o Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto en su matrimonio con María Hagenaar Vogelzang. La niña sufrió el abandono y el rechazo debido a la enfermedad con la que nació y este fue un designio de infelicidad.
La poeta neerlandesa Hagat Peeters fue quién realizó la investigación histórica para luego plasmarla en su primera novela.
Cuánto puede doler el abandono de un padre, más si a quien se deja le aqueja la enfermedad como el caso de Malva. La hija de Neruda nació en Madrid, en el año 1934, cargando sobre su cabeza la hidrocefalia que fue su condena a una vida dolorosa, que se apagó a los ocho años de edad.
Es increíble que ante un caso tan sensible no se despierte la piedad. Ver un niño consumirse con una despiadada enfermedad conmueve hasta el corazón más duro, sin embargo, su progenitor, un hombre famoso por sus sensibilidades, pues, no se es poeta sino se siente como poeta, le falló a su hija.
Neruda envanecido en su ambiente entre escritores, poetas, músicos, artistas y mujeres, no quiso aceptar a una hija que representaba una gran carga, con la cual, lo que lo menos podía esperar era ostentar el orgullo de ser padre.
Dice Peeters que apenas el poeta empezó a percibir los signos de la enfermedad de la niña, su desilusión fue creciendo, y a la vez su alejamiento. Tras una etapa en la que Neruda habita los desencuentros, infidelidades y el rechazo a su hija, en el año 1936 abandona a su esposa e hija para irse a vivir con otra mujer.
Las deja en la orfandad y sin dinero en la ciudad de Montecarlo, donde llegaron huyendo de la Guerra Civil. La esposa, llamada Maruca por antonomasia, cruza Francia, con su niña enferma, hasta llegar a Holanda, se instala en Gouda. Madre e hija pasan hambre y penurias, sin contar el enorme sufrimiento de sentirse rechazadas, defraudadas, abandonadas y solas.
Así, Maruca vive en pensiones y trabaja en lo que encuentra, mientras a su niña la deja al cuidado de una familia cristiana. Suplica mediante misivas a Pablo Neruda le envíe dinero para darle de comer a su hija, pero nunca recibe respuesta. La hija, abandonada de Neruda, muere el 02 de marzo de 1943 en Gouda —precisamente en el mes de la Mujer—. Maruca, a través del Consulado de Chile en La Haya, avisa a Neruda de la muerte de la pequeña y le pide reunirse con él, ante lo que ni siquiera existieron unas palabras de consolación.
Neruda el gran poeta que dice en su Poema 20: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada, / y tiritan, azules, los astros, a lo lejos” /. Escribió los versos más tristes contra Malva, su hija dejada morir en el abandono.