La Hora del Planeta: llamado de atención contra la indiferencia

Numa P. Maldonado A.

El pasado sábado 25 de marzo, elapagón simbólico de luces, por una hora, en cerca de 200 países (en Ecuador fue de 20:30 a 21:30), en miles de monumentos, edificios y espacios públicos,laHora del Planeta permitió recordar, una vez más, el rol vital de la naturaleza frente al mantenimiento de la salud de la Tierra, bajo la cual se ha desarrollado la vida. Y, en elemental reciprocidad (o gesto de gratitud),protegerla: convertir una sola hora en miles y millones de horas de acción y conciencia, creando un efecto dominó de impacto que se extienda más allá de 60 minutos.

Este singular gesto simbólico nació en Sidney en el 2007, impulsado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), y hoy es protagonizado por millones de ciudadanos conscientes a lo largo y ancho del mundo: aquellos que han entendido la importancia de corregir, en forma inmediata, nuestras equivocadas conductas contra la vida de la Tierra. Ese comportamiento ciego, irresponsable y hasta malvado, que nos está conduciendo a un suicidio colectivo, en este caso, a través de los estragos que causa ya el cambio climático moderno, provocado, principalmente, por el capitaloceno (la pequeña fracción de congéneres que domina a todas las demás especies, incluyendo a la inmensa mayoría de la especie humana).

Hoy, a siete años del plazo impuesto por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las NN. UU., de no traspasar los 1,5°Cde calentamiento global para que el problema se torne irreversible, según el alarmante reporte de los científicos, aún no entramos en razón. Cuando la catástrofe se nos viene encima (macroterremotos, erupciones, tornados, lluvias torrenciales, deslaves, sequias, incendios desbastadores… son cada vez más frecuentes) seguimos indolentes o, a lo sumo, vociferando contra los gobiernos y autoridades porque actúen. Pero sin hacer nada, ni individual ni colectivamente, por nuestra propia iniciativa. (Desde luego, algo hemos avanzado en cuanto a ampliación de áreas protegidas y emisión de leyes y normas de lenta asimilación y ejecución).

Frente a esta circunstancia, ¿qué podemos hacer? Tarsicio Granizo, director de WWF-Ecuador,señala que la manera en la que se consume y produce alimentos es la principal causa de la transformación de la naturalezay la pérdida de biodiversidad. Con esta alerta, tratemos de revertir, desde nuestra modesta trinchera de pueblo llano, el funesto causal (sabemos que los grandes culpables no lo harán). Los expertos dicen que utilicemos el gran desperdicio diario de alimentos (cáscaras, cortezas, “menudencias”, cartílagos…) y los convirtamos en dieta equilibrada, sabrosa y sana. Y que, con esta sencilla receta podríamos “matar no sólo dos pájaros sino tres”: ahorro de materia prima alimenticia, buena salud y mitigar los terribles efectos del cambio climático.

Estimados lectores, es hora de que entremos en razón: Mucha gente buena a través de muchos gestos, como la Hora del Planeta, nos lo recuerdan, nos lo exigen y hasta nos lo claman; y nos está señalando caminos fáciles de acción. De manera que, con buena salud (física, mental, social y espiritual), podamos cumplir mejor la alta misión de verdaderos seres humanos.