A la memoria del doctor Vicente Rodriguez Witt

Numa P. Maldonado A.

El 14 de abril pasado, con el develamiento del monumento al Dr. Vicente Rodríguez, ubicado en la Puerta de la Ciudad, culminó una semana de festejos en honor a la ejemplar trayectoria de este ilustre médico lojano. En ese acto no sólo las autoridades, la Fundación que lleva su nombre y sus familiares y amigos, sino todo Loja rendimos un por demás justo homenaje a un ser humano extraordinario, cuyo legado de ciencia, servicios y virtudes recién empieza a perennizarse. Porque si a alguien debemos agradecer los lojanos es, precisamente, al “doctor Vichito”, como cariñosa y respetuosamente lo llamábamos.

El doctor Vicente Rodríguez Witt (28 de agosto de 1928 – 30 de marzo de 2006) fue hijo del Dr. Máximo Agustín Rodríguez Jaramillo, reconocido poeta e intelectual, autor del Himno a Loja, y de la distinguida dama doña Virginia Witt Añazco, la inolvidable “señora Virginita” vecina de nuestro querido barrio de la calle Sucre y Azuay de los años 60 y más… Equipado con un importante diploma de especialización médica en Illinois (EE. UU.), llegó a su ciudad natal para fortalecer el desarrollo de la Clínica San Agustín, fundada el 30 de agosto de 1959 por impulso e iniciativa de su madre. Junto a su esposa, Eliana Maya Naranjo, procreó seis hijos.

Cabe destacar que la creación y puesta en marcha de la Clínica San Agustín, en nuestro barrio de la Sucre, se constituyó en un verdadero acontecimiento no sólo para el barrio y la ciudad y provincia de Loja, sino también, por la calidad de sus servicios y precios asequibles a la mayoría de pacientes, para buena parte de la Región Sur del Ecuador y el país entero. 

Para mí, la Clínica San Agustín, de manera particular el querido y respectado vecino y amigo, el doctor “Vichito” , tienen un especial significado: en sus acogedores espacios fueron ayudados a bien morir mis recordados padres, Juan de Dios y María Esther, y a bien nacer mis queridos hijos Diana y Pedro, asistidos personalmente por el doctor Rodríguez…Y este, mi testimonio de admiración y gratitud, estoy seguro que se extiende a miles de lojanos, de ecuatorianos y a todos aquellos pacientes a los que este extraordinario galeno los trató, los curó del cuerpo y del alma, o los ayudó a bien morir.

Desde luego, el Dr. Vicente Rodríguez no sólo fue uno de los puntales para que la Clínica familiar crezca y se desarrolle, y hoy sea el afamado Hospital Clínica San Agustín: siempre estuvo pendiente de la salud de sus coprovincianos. Gestionó, con otros coterráneos, la llegada de Solca a nuestra ciudad y los planes integrales de salud social: agua potable de calidad, saneamiento ambiental, servicios médicos más completos…para Loja, ciudad y provincia.

El legado del Dr. Vicente Rodríguez es vasto y ejemplar. Cinco de sus seis hijos y varios de sus nietos siguen su impronta y la ruta médica trazada por él, su madre y varios de su hermanos. Pero más que eso: su espíritu bienhechor, jovial y profundamente humano, seguirá impregnando el aire más puro que aspiramos los lojanos.