¿Qué nos espera si Lasso se va o se queda?

César Correa

Los voceros del Gobierno dicen que Lasso ya aprendió y que hará en adelante un buen gobierno, que aprovecharía el cumplimiento de su segundo aniversario para cambiar todo el gabinete ministerial y que todo seguiría igual en el caso de que fuera destituido y Borrero llegara a asumir la Presidencia.

Son 3 lecturas  que están completamente fuera de la realidad, que no tienen fundamento alguno y se emiten simplemente para tratar de conservar por lo menos el poco respaldo ciudadano que le queda al presidente.

En primer lugar, Lasso está cumpliendo el sueño más dorado de su vida, está “en su pepinal”, feliz de lo que ha hecho en la Presidencia desde hace seis años, pues lo manejó a su gusto a Moreno. Los objetivos políticos y económicos que tenía Lasso se han alcanzado íntegramente y ahora no se va a poner a desbaratar lo que con tanta habilidad ha construido.

Lasso ha generado  cambios radicales de las leyes financieras y ha efectuado variaciones de los reglamentos para agigantar el poder político y económico de sus empresas y las de sus aliados, creando condiciones para que en adelante sus utilidades se inflen al máximo posible, al mismo tiempo que ha desarmado a los trabajadores y los tiene de rodillas implorando un trabajo, aunque sea sin las garantías que se acostumbraban en la era petrolera, hasta 2017.

Un cambio moderado de las políticas bien calculadas que viene aplicando, que pudiera servir para aliviar la situación de los hospitales, de las universidades, de la vialidad, de la seguridad, del empleo, de la vigencia de los derechos constitucionales, significaría cortar la prosperidad de sus empresas, implicaría ponerle freno a su avaricia y renunciar a centenares de millones dólares en el futuro inmediato, para darles un poco de oxígeno a los pobretes. Lasso no va a deshacer nada de lo que ya tiene hecho, al contrario, está haciendo todo lo necesario para seguir utilizando  más tiempo a favor de su fortuna y la de sus aliados.

En segundo lugar, Lasso tiene los ministros que le sirven a la perfección para ir consiguiendo sus objetivos y no los va a cambiar, o los reemplazará con otros iguales.

En tercer lugar, Borrero no tiene ni el poder económico ni los intereses que tiene Lasso, por lo que es imposible que pueda continuar con las mismas políticas del banquero. Se supone que el vicepresidente tiene la misma ideología perniciosa que Lasso, pero no podrá actuar con el mismo estilo, deberá hacer alianzas con sectores que han sido postergados. Con Borrero los daños con los que ha sido castigada la sociedad ecuatoriana serán menores que si Lasso permanece en la Presidencia.