Por Ruy Fernando Hidalgo M.
No quiero de ninguna manera caer en la mítica y trillada frase de que todo tiempo pasado fue mejor, ni pretendo afirmar que los de mi generación somos unos santos. Pero lo indiscutible, es que las cosas eran muy diferentes. Por lo menos los niños no estábamos expuestos a tanta basura de toda clase, hablo de basura virtual, ambiental y moral, como lo están ahora, los noticieros eran mucho más educativos, nos hablaban de temas positivos; los crímenes con saña eran muy raros y ahora son pan de cada día en todo el país; nuestro planeta, la casa común de todos, estaba menos contaminada; los ríos eran cristalinos, mientras que ahora son una verdadera cloaca pestilente, llena de plásticos que luego van a parar a los océanos, dañan a los peces y esos peces terminan en nuestras mesas, y así, sucesivamente.
Ustedes seguramente me dirán, toda la vida hubo cosas feas, sí, es cierto, pero yo me reitero que no digo que la humanidad era mejor, pero no éramos testigos de tanta porquería como en la actualidad, tan cerca de nuestros ojos, como ocurre en estos tiempos sea por lo que sea, pero en esta época, vivimos con miedo en todas partes, lo que no pasaba antes; la actual es una era de temor y oportunismo de la que, al menos yo, no tengo memoria, la salud mental de todos nosotros se encuentra afectada, unos más y otros menos, pero ahí estamos, tratando de ocupar nuestra atención en cosas que nos relajen. Pero, ¿cómo permanecer indolente ante la tragedia de la amada Tierra? Lo peor de todo es que da la impresión de que los que pueden hacer algo no hacen nada, y los que pueden contarnos algo que aclare nuestras dudas e incertidumbres, respecto a la situación real de la tierra, no nos cuentan nada; hablo de las grandes potencias mundiales, que estoy seguro guardan secretos importantes de lo que le espera más adelante a la tierra y a sus habitantes o sea a nosotros, y a las futuras generaciones de humanos. Mientras tanto, ellos deciden nuestro destino; quienes nos gobiernan explotan nuestros recursos naturales, y se quedan con la mayor tajada. No me suena nada descabellado el hecho de que nos estuvieran ocultando información sobre la presencia alienígena y de sus repercusiones en el futuro de la humanidad, solo nos dan la restringida información que les conviene.
Y así va el mundo y la sociedad de la que formamos parte usted y yo, un conglomerado donde lo fatuidad y lo superficial abunda. Lo que apena es la impotencia que sentimos observando como los valores morales en los que se fundamenta la convivencia civilizada se van desmoronando ante nuestros ojos, el cambio climático es una evidente prueba, los estados poderosos han ocasionado el desastre ambiental que vivimos actualmente. Esperemos que ocurra el milagro, que el hombre muestre más empatía con los demás y se despoje de las ambiciones personales, para construir un mundo más justo y comunitario, ya sé que suena a utopía, pero si ponemos un poco cada uno se puede hacer.