Loja en palabras y juegos: entre la modernidad y la tradición

Algunos lojanismos son incluidos diariamente para comunicarse.

Los lojanismos constituyen un conjunto de términos y expresiones exclusivas de la provincia. A escala nacional, la forma de expresarse de los lojanos es conocida por su neutralidad.

Algo característico de los lojanos es su léxico diverso y los juegos tradicionales que, lamentablemente, han ido desapareciendo con el avance de las nuevas tecnologías.

Lojanismos:

El equipo periodístico de Diario Crónica conversó con varias personas acerca de su conocimiento de palabras o expresiones dichas por los lojanos, entre las cuales frecuentaron:

Allá abajo, allá arriba, arriba loma, allá lado, aquisito, allasito, Dios le pague, calorcito, y, a los tiempos que te veo.

De igual forma, en cuanto a vocabulario:

Mashar: Quemados del sol o secarse ante el sol

Aguaitar: Ir a revisar, verificar algo.

Lluste: No tener nada o desnudo.

Coco: Cuando la cabeza se encuentra descubierta, sin gorra.  

Morrales o talegas: Mochilas.

Gamo: desabrido.

Callimanta: coger cosas del suelo.

Achachay: Frío.

Sambate: humita.

Shungo: corazón.

Achachau: Cuando algo está caliente.

Que bestia oye: Forma de expresión.

Pite: un pedacito.

Mocho: sin punta.

Extranjerismos

Con el transcurso de los años, las nuevas generaciones han ampliado su vocabulario, aunque no necesariamente incluyendo palabras propias de Loja o del Ecuador, sino más bien adoptando términos de otros países que son comunes en su vida cotidiana.

En este contexto, Jairo Banegas, estudiante universitario, observa que algunas de estas palabras adquiridas pueden ser apropiadas, pero otras resultan menos idóneas, ya que al provenir de un léxico ajeno a la localidad o al país, generan confusión entre las personas mayores al estar arraigadas en un lenguaje y una cultura notablemente distintos.

En cambio, Manuel Banegas, profesor jubilado, sostiene que, “las palabras van evolucionando con el tiempo o la época en la que vivimos. A los estudiantes de esta era ya no les agrada tanto escuchar expresiones antiguas, ni siquiera de sus abuelos, dado que el tiempo ha cambiado y nuestras raíces se van desvaneciendo gradualmente”.

Carlos Granda, albañil de 85 años, por su lado, menciona que le resulta complicado comprender las nuevas palabras que emplean los jóvenes en la actualidad, evidenciando la brecha generacional en el modo de comunicarse.

Juegos tradicionales

Loja es una ciudad cultural, impregnada de energía y carisma, razón por la cual, en el pasado, la juventud disfrutaba de momentos de diversión saludable compartiendo con amigos o en familia una variedad de juegos tradicionales como la rayuela, las escondidas, el vóley, los trompos, las canicas, los encostalados, el palo ensebado, el baile del tomate, el juego de las ollas, las topadas, la cuerda, entre otros.

Tradición vs. tecnología

Según Jairo Banegas, en la actualidad, las personas han desarrollado una adicción preocupante hacia la tecnología, especialmente los jóvenes, quienes destinan excesivo tiempo a dispositivos electrónicos. Señala que esta tendencia conlleva a problemas de salud, ya que el cuerpo requiere actividad física para mantenerse en forma y saludable. Además, afecta negativamente el aspecto intelectual, limitando la memoria y generando una dependencia desmedida de los dispositivos electrónicos en lugar de confiar en sus propias capacidades.

En el ámbito emocional, destaca que la “esclavitud” hacia la tecnología lleva a la monotonía y a una falta de habilidades sociales. Para interactuar con otras personas, los jóvenes se ven inclinados a recurrir constantemente al celular, lo que dificulta la construcción de conversaciones fluidas y genuinas.

Carlos, al abordar el tema de pasar demasiado tiempo en las redes sociales, subraya que esto impacta negativamente en la salud de niños y jóvenes, quienes parecen olvidar que la verdadera riqueza está en el contacto físico y la interacción personal con amigos.

Este fenómeno, según Carlos, tiene raíces en el comportamiento de los padres, quienes, sumidos en las redes sociales, “parecen pasar por alto la belleza de la vida y la importancia de compartir momentos valiosos”. (I)