Reflexión político-social

Paúl Maldonado

Nuestro país, se encuentra enfrentando a graves retos y atravesando situaciones muy difíciles. Muchos están sufriendo y sienten rabia, por cómo ven aumentar la inseguridad y la desigualdad. Las sociedades están fragmentadas. El discurso político está polarizado. La confianza en el seno de cada país y entre los países se ve socavada por quienes demonizan y dividen.

A nivel mundial, el peligro nuclear. El uso de armas nucleares debería ser inconcebible. No debe consentirse nunca la amenaza de su uso. No se trata de un temor abstracto. Millones de personas viven bajo la sombra del temor que proyectan los provocadores ensayos nucleares y de misiles realizados por los países asiáticos. Esos ensayos no hacen nada para aliviar la desesperada situación de quienes sufren hambre y graves violaciones de sus derechos humanos. Es urgente la necesidad de prevenir la proliferación y promover el desarme.

El terrorismo. Nada justifica el terrorismo. El terrorismo sigue cobrándose cada vez más vidas y dejando un creciente saldo de devastación. Está destruyendo sociedades, desestabilizando regiones y desviando energía de actividades más productivas. El fortalecimiento de la cooperación internacional sigue siendo crucial. Tenemos que hacer más para abordar las causas profundas de la radicalización como: las injusticias reales y percibidas y los altos niveles de desempleo. Las autoridades públicas, dirigentes políticos, religiosos y comunitarios tienen el deber de luchar contra el odio y servir de modelo de tolerancia y moderación. Todos estamos conmocionados por el drástico recrudecimiento de las tensiones sectarias en algunos países. Un círculo vicioso de persecución, discriminación, radicalización y represión violenta ha provocado la huida de millones de personas desesperadas, poniendo en peligro la estabilidad regional. Hay que fortalecer y modernizar el mantenimiento de la paz, protegiendo y salvando vidas en todo el mundo. No debemos permitir que el estancamiento del proceso de paz hoy conduzca a la escalada del mañana. Tenemos que devolver la esperanza al pueblo. La población civil está pagando el precio más alto y las mujeres y las niñas están expuestas a la violencia y la opresión sistemáticas. Creo firmemente que es posible pasar de la guerra a la paz y de la dictadura a la democracia.

El cambio climático pone en peligro nuestras esperanzas. La temperatura media mundial sigue elevándose, los glaciares están menguando y el permafrost está disminuyendo. Millones de personas y billones de activos están en peligro por el aumento del nivel del mar y otras perturbaciones del clima. El número de desastres naturales se ha cuadruplicado desde 1970. Veo con beneplácito las iniciativas de miles de empresas privadas, entre ellas grandes empresas petroleras y de gas, que están apostando por un futuro limpio y verde. La disminución del costo de las fuentes de energía renovables es uno de los acontecimientos más alentadores que están teniendo lugar en nuestro planeta. Hoy necesitamos nuevos mercados, más puestos de trabajo, oportunidades para generar billones en producción económica. Los hechos están claros.

Las soluciones las tenemos delante de nosotros. Quienes pretenden dirigir el país deben ponerse al día. El aumento de la desigualdad está socavando los cimientos de la sociedad y el pacto social. Regiones, países y comunidades enteros siguen estando muy lejos de las oleadas de progreso y crecimiento y han quedado atrás en los Cinturones de Herrumbre. La mitad de nuestro mundo es mujer. La mitad de nuestro mundo tiene menos de 25 años. No podemos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin aprovechar el poder de las mujeres y la enorme energía de los jóvenes. Encontremos la sabiduría para utilizar las herramientas, los planes y los recursos que ya están en nuestras manos con el fin de lograr un desarrollo inclusivo y sostenible.

Tenemos que trabajar juntos para asegurar que así puedan hacerlo. Solo juntos, como regiones unidas, podremos cumplir y promover la dignidad humana para todos