Código Orgánico de la Salud

Fernando Oñate

Defender la familia, la vida desde la concepción o luchar contra la ideología de género puede parecer una tarea infructuosa, un ir contra corriente en un mundo en el que una gran mayoría prefiere acomodarse a las nuevas corrientes y adecuarse ante la “modernidad”.

El Salmo 139 nos dice Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos. Se define como embrión al óvulo fecundado en las primeras etapas de su desarrollo. Claramente desde la concepción somos seres humanos, no tiempo después. Si nuestro Dios Creador hasta tenía planes para nosotros desde ese momento, ¿tenemos derecho a interrumpir un proceso de gestación?.

El libro de Proverbios nos dice: Enseña al niño el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. Educar a nuestros hijos en valores y principios es una obligación y un derecho inalienable; es verdad, existen diversidad de criterios, pero ¿es lícito promover ideologías de género que van contra la biología, la ética y el sentido común?. Hablando de educación me pregunto: ¿es el uso de anticonceptivos nuestra única opción ante los problemas de salud sexual y reproductiva a edades tempranas?

El pasado 25 de agosto la Asamblea Nacional aprobó el Código Orgánico de la Salud. Lamentablemente, este cuerpo legal vulnera el derecho a la vida desde la concepción al disfrazar al aborto como emergencia obstétrica (artículo 201) y convirtiendo al profesional de la medicina en cómplice al imponerle guardar la confidencialidad del hecho en lugar de denunciarlo. Adicionalmente, se permite la contratación de madres subrogantes de forma gratuita (artículo 196), vulnerando el derecho del niño a vivir con sus padres, presentándole un dilema de graves repercusiones al existir una madre biológica y otra legal, oponiéndose a la estructura de la familia y atentando contra la dignidad de la mujer y el sentido de la maternidad. Por otra parte, al aprobarse el uso de anticonceptivos sin el consentimiento de sus padres (artículo 22), se vulnera el derecho de estos a educar a sus hijos. Finalmente, se pretende legitimar la ideología de género, abriendo la puerta para que sea incluida en el sistema educativo (artículo 115), vulnerando nuevamente el derecho de los padres a educar a sus hijos; permitiendo la “asignación de sexo” ante nacimientos con “anomalías de indeterminación sexual” (artículo 193) e impidiendo la opción de recuperar la orientación sexual (artículo 208).

Que Nuestro Padre del cielo otorgue al señor Presidente la sabiduría de lo alto, pura, benigna y llena de misericordia para decidir el veto total a este cuerpo legal; que así sea.