Lo que falta descorreizar

César Correa

Las primeras carreteras que construyó Rafael Correa, terminadas por el 2010, todavía tienen diez años más de vida útil. También las primeras unidades educativas del milenio, como la del barrio 5 de Junio de Macará. El edificio del «Bernardo Valdivieso», de Loja, tiene todavía 15 años de vida útil. Los edificios para la Corte Nacional de Justicia, el Consejo de la Judicatura, la Fiscalía, tienen en promedio 20 años más de vida. Se necesitarían 5 gobiernos tan destructivos como el de Lenín Moreno para que se los tenga que demoler para borrar la memoria de Rafael Correa.

Las hidroeléctricas durarán mucho más. Moreno no avanzará a destruir los aeropuertos, los hospitales, los puentes, la telefonía (aunque a las parroquias las está dejando sin infocentros), el flujo turístico que alcanzó el ingreso de millón y medio de extranjeros al año, las grandes exportaciones de camarón, el número de catedráticos con títulos de cuarto nivel.

Tan grande ha sido la obra de Rafael Correa que hay bastante todavía por descorreizar, a pesar de que ha sido formidable e infatigable el empeño de los neoliberales por lograrlo, aunque se han gastado más de cien millones de dólares en ese empeño.

Los resultados están a la vista. Quedan en ruinas las funciones Jurisdiccional, de Participación Popular, Electoral y Legislativa; que costará mucho esfuerzo y acciones muy acertadas para devolverles un funcionamiento apegado a la ley. Las universidades quedan asfixiadas, con sus proyectos de investigación científica paralizados. Para ganar tiempo, ¿Qué ha quedado incólume, qué no ha sido dañado? Nada se les escapó y hasta mayo de 2021 seguirán demoliendo al Estado.

Descorreizar se tradujo en duplicar la tasa de desempleo, rebajar las remuneraciones básicas a la mitad, corromper todas las instancias de la administración pública. El Consejo Provincial y los Municipios han sido graves víctimas de la descorreización. Tanto desastre no ha sido suficiente para la derecha que con fraude permanece en la lid electoral, planificando cómo embrollar los comicios para quedarse más tiempo en el gobierno.

¿Cómo componer las cosas y salir de la catástrofe? ¿Por dónde comenzar? Arauz ha señalado el camino. Primero que nada multiplicar la inversión en obra pública para reactivar la economía y la producción, invirtiendo inmediatamente, aunque se muera de iras el FMI, en el mantenimiento de las obras que se tienen, para cortar su proceso de deterioro al que están sometidas por los neoliberales, también para dar trabajo a miles de obreros y rescatar el futuro del IESS. Solo con Arauz se les devolverá sus rentas a las universidades, a los hospitales, a los consejos provinciales, a los municipios, a las juntas parroquiales, a las federaciones deportivas. Solo con Arauz se frenará la nefasta descorreización  y el Estado funcionará otra vez a favor de las mayorías.