Las lecciones del proceso político boliviano

Luis Pineda

América Latina, vuelve a los procesos electorales, para continuar en el camino de la búsqueda de sociedades democráticas, donde el pueblo pueda decidir su futuro, pese a las desigualdades que implica el proceso. Sin embargo, es necesario no olvidar que, llegar a esta etapa ha implicado luchas heroicas de los movimientos sociales.

Las experiencias electorales de México, Argentina, Bolivia y Chile, nos presentan expectativas de esperanza y alegría de que los ecuatorianos, en el próximo proceso electoral, volvamos a elegir autoridades que caminen junto al pueblo.

Por ello, les ofrecemos algunas reflexiones sobre las lecciones de la experiencia boliviana, en el pensamiento de Juan Pablo Rivero Cortés:

“Bolivia volvió a confiar masivamente desde las urnas en el instrumento político de los movimientos sociales, que esta vez tiene la dura misión de retomar la Revolución Democrática y Cultural iniciada en 2006 por Evo Morales.

Más de 13 años de logros y transformaciones que lograron una sociedad más justa y un Estado sólido y soberano están ahora en serio riesgo tras el último año en el que un gobierno ilegítimo y neoliberal deja a la nación al borde de la ruina económica debido a la incapacidad de las autoridades y numerosos escándalos de corrupción; en una profunda crisis sanitaria y social por la pésima gestión de pandemia; y con una sociedad debilitada por el irrespeto de las garantías básicas.

Hoy los 11 millones de bolivianos necesitamos un Gobierno de reconciliación, pero también de gestión para recuperar lo logrado hasta 2019 y seguir en la misma senda. Evo Morales, su líder histórico, que siempre tendrá un lugar preponderante pasó la batuta a Luis Arce, el artífice del “milagro económico boliviano”, elogiado y estudiado en otros países. Junto a él, estará David Choquehuanca, dirigente indígena, reconocido por su larga y exitosa gestión de canciller y por haber reimpulsado la cosmovisión andina dentro y fuera de Bolivia.

Una de las canciones más lindas del masismo dice: “Katari la rebelión, Evo la revolución”. Ahora deberíamos aumentarle: “Lucho y David la reconstrucción”. Ambos mostraron ya su carácter conciliador en la campaña y en su primera declaración tras conocer los resultados, Lucho señaló: “recuperamos la democracia y la esperanza, (…), vamos a gobernar para todos los bolivianos y sin odios”. David también va por esa línea. En la campaña fue muy autocrítico con los errores del proceso de cambio en el pasado y prometió corregir estas fallas. “Trabajemos unidos y de corazón para reconstruir un nuevo país donde volvamos a mirarnos con respeto”.

Queda claro, no obstante, que no hay que confundir un periodo de reconciliación con uno de impunidad y desmemoria. En Bolivia, se cometieron delitos y se violaron derechos humanos; los culpables deberán enfrentar a la justicia con todas las garantías. Por lo demás, el pueblo merece conocer la verdad de la crisis política de 2019: la contundente reafirmación de confianza al MAS, es una reafirmación, también, de que no hubo fraude en los comicios de aquel año, en los que Evo Morales ganó en primera vuelta y fue obligado a renunciar en el marco de un golpe de Estado cuyos vericuetos están aún por esclarecer.”