Diógenes de Sinope el Kion

La respuesta que damos normalmente al pasar por un traspié sentimental, una limitación económica, una dificultad académica es de malestar lo que a la vez nos motiva a esforzarnos por conseguir lo que esperamos de inicio -en ese punto pensamos lo que realmente queremos lograr- acaso una relación duradera, estabilidad económica, un grado de conocimiento avanzado o quizá en realidad estamos buscando ser amados, reconocidos o adulados por nuestra forma de ser, nuestra capacidad económica o por el amplio despliegue de conocimiento al hablar de un tema.

El pensamiento de lo que significa la búsqueda de bienestar y riqueza, me lleva a explorar en la vida de Diógenes de Sinope (412 a.C. a 323 a. C.) quién quiso no solo desarrollar su pensamiento filosófico sino vivirlo en toda su extensión, no para dar ejemplo sino para conseguir su objetivo, la virtud, la felicidad. Fue parte de la escuela Cínica de mano de Antístenes.

La palabra cínico proviene del griego kion que significa perro sin embargo su aplicación actual difiere del concepto antiguo, mientras en la actualidad se trata de una persona negativa como ser humano en la sociedad, el concepto antiguo planteado se trata de la crítica al comportamiento social como grupo.

Diógenes recibió elogios de reconocidos personajes como Epicteto quién se refirió de él como un modelo de sabiduría. Alejandro Magno, quién lo buscó y luego de un elocuente dialogo le ofreció entregar lo que le pida, a lo que Diógenes le insistió que se apartara del sol para poder disfrutarlo pues le estaba haciendo sombra, Alejandro entonces hizo una revelación que llamó de atención de todos los presentes, al decir que si no fuera Alejandro Magno le gustaría ser Diógenes. Friedrich Nietzsche mencionó que su pensamiento tiene como base lo planteado por Diógenes, considerándolo como el punto de partida de su pensamiento; asumo que se refería al poder de la voluntad, el poder sobre sí mismo, al autocontrol. Séneca así mismo al referirse acerca de Diógenes mencionó que al librarse de lo redundante y casual pudo actuar de tal modo que nadie le pudo quitarle su felicidad.

Diógenes el kion considerado por algunos como un antifilósofo, fue un exponente austero por voluntad propia que estaba en contra del comportamiento social como grupo o comunidad, su objetivo estaba lejos de tratar de cambiarla. Pues esta misma sociedad lo criticó por su comportamiento se deshizo de todo lo superfluo a su parecer, ejerciendo una libertad plena en la que deja de lado la idea que más es mejor. Se replantea todo y lo lleva al extremo como caminar al revés, entrar al teatro al final de una obra, es decir, estuvo en contra de todo lo socialmente aceptado para demostrar que son necesidades insertadas en forma artificial por la sociedad y que tienen poco valor. El dinero como elemento de intercambio fue cuestionado por él considerándolo como un elemento falso que oculta una verdad en la que se encuentran el deseo, orgullo, miedo, pena, disfrute porque en realidad lo que estamos buscamos dista de ser el dinero sino lo que aporta, una percepción de seguridad, que puede incrementar o desaparecer estas emociones, es decir, es un espejismo.

En este mar de ideas surgen algunas preguntas: ¿por qué pagamos por una chaqueta de marca más dinero, que por un medicamento que puede salvar la vida de una persona? ¿acaso le estamos dando un valor irreal a algo que no lo tiene? ¿es más importante un tipo de vestido que la vida de una persona? Las respuestas tenemos que buscarlas dentro cada uno de nosotros.

Espero que esto nos haga reflexionar acerca del significado de lo que en realidad tiene valor, no con ello pretendo empujar a mis lectores a una vida austera cual Diógenes e ir a vivir en una tinaja, la pretensión va hacia replantearnos el valor real de nuestro entorno, alcanzar una madurez humana, disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como tomar el sol, disfrutar de una comida sencilla en casa elaborada por todos los miembros de la familia, disfrutar de un atardecer en la que podemos compartir más de la compañía de nuestros seres queridos, conversar de la anécdotas que nos identifican como familia, conversar de los momentos agradables después de tantos años de convivencia, aprender de los más sabios de la casa los niños y las personas de mayor edad, demostrar gratitud a nuestros familiares que han aportado con lo que ahora somos.

Al parecer tenemos que vivir los extremos para replantearnos lo que realmente necesitamos y lo que es superfluo, si valoramos adecuadamente nuestro comportamiento como sociedad tenemos que entender que mucho de las “necesidades esenciales para la vida” están alejadas de serlo, por lo que podemos abstenernos de muchas cosas y detener una voraz e incontrolada ola de consumismo sin sentido y más bien buscar el valor de lo que es realmente valioso como el abrazo cariñoso de sus padres, el abrazo fuerte de su ser amado, el saludo afectuoso de sus amigos de toda la vida, etc, etc, etc.