Una Navidad diferente

Recuerdo aquel cuento donde un padre invita a su hijo a visitar a una familia que vive en el campo. Este papá pretendía dar una clase a su hijo sobre que es la pobreza. Al llegar a la casa de esta humilde familia a quienes conocía desde hace muchísimos años, fueron recibidos él y su hijo con mucho cariño, con esa generosidad típica de los campesinos.

Luego de pasar un par de días decidieron volver a su casa en la ciudad. En el camino de regreso el padre le pregunta a su pequeño hijo: “¿ahora entiendes como vive la gente pobre? Luego de un corto silencio el niño le responde que sí, que efectivamente ahora está totalmente convencido que ellos que viven en la ciudad son pobres y que esta familia a la que acababan de visitar es infinitamente rica.

El padre para el auto, sorprendido y le pregunta por qué piensa eso, si su idea era demostrarle al niño que la familia campesina era pobre.

El niño con mucha elocuencia le dice: “mira papá, nosotros tenemos un jardín bonito pero pequeño y sus límites son determinados por grandes muros de cemento que no dejan ver lo que existe detrás, ellos tienen un jardín enorme, que no tiene fin. Nosotros tenemos una linda pero pequeña piscina, mientras que ellos tienen todo un río, que no necesita ser limpiado con químicos y ahí pueden vivir peces de muchos colores. Ellos recolectan sus alimentos de su huerta, mientras que nosotros debemos ir a un supermercado para conseguirlos; y, lo más importante, ellos tienen mas tiempo para estar juntos y son felices sin tantas cosas. “Cuan ricos son ellos y cuan pobre somos nosotros papá”.

El padre no podía creer lo que acababa de escuchar, su hijo le había dado una de las mejores lecciones de su vida.

¿Cuántas personas hay que quieren ver pobreza donde hay riqueza?

¿Cuántas personas hay que buscan que exista pobreza donde hay oportunidades?

La Navidad es un poco eso, el volver a ver las cosas buenas de la vida, el dejar atrás la queja y el resentimiento. La Navidad debe hacernos entender que la mejor forma de reducir la brecha entre ricos y pobres, no es haciendo pobres a los ricos, sino equilibrando hacia arriba estos grupos de la sociedad.

La Navidad es también tolerancia, entender que mi vecino no piensa ni siente ni vive igual que yo. Que la mejor manera de convivir es aceptando al otro, que la mejor forma de integrarnos es siendo solidarios, es compartiendo lo que la vida nos ha dado.

Estamos ante una Navidad que muchos la llaman “diferente” “atípica”, pero, ¿por qué debe ser igual siempre? Nos duele no abrazar, no visitar, no ver de cerca a nuestros seres queridos. Es momento de no hacerlo, el privarnos de eso hoy, nos permite poder abrazarlos y visitarlos muchos años más.

¿Por qué este año nos trajo tantos cambios? ¿Por qué nos trajo dolor? ¿Por qué nos golpeó? Quizá para obligarnos a ser mejores seres humanos. Quizá nos creímos que teníamos todas las respuestas y nos relajamos; y por eso, la vida decidió cambiarnos las preguntas.

La historia nos enseña que luego de las grandes crisis, vienen tiempos que son mejores a los anteriores.

Desde este espacio, quiero desear que esta Navidad sea un tiempo de reflexión de renacimiento para cada persona, que nos llenemos de esa linda energía navideña y la irradiemos a nuestro alrededor.

@dflara