El servicio y los servidores públicos

Sin duda el cambio de gobierno en el Ecuador, generará el mayor movimiento de autoridades, gerentes, directores, y servidores públicos de libre remoción que recordamos en los últimos 15 años.

Es lógico pensar que las organizaciones políticas que ganaron las elecciones inserten al servicio público a personas afines a su tendencia y que formaron parte del trabajo previo al triunfo electoral.

Yo nunca he trabajado en el sector público, pero desde los ámbitos en los cuales desempeño mis actividades he tenido relación directa y he logrado entender la dinámica pública, los alcances, las limitaciones y los impactos que se pueden generar desde esos espacios.

En el sector privado los empresarios podemos ejecutar nuestros planes, estrategias y acciones de manera libre, a excepción de lo que la ley prohíbe. En cambio, en el sector público solo se puede hacer lo que está escrito en la ley. Enorme diferencia que tiene impacto inmediato en la velocidad de respuesta ante los problemas coyunturales y estructurales.

Un empresario que migra al servicio público merece mi respeto y admiración por salir de su espacio de confort, pero debe quedar claro que será un empresario que administrará la cosa pública y lo hará como servidor público, no será un empresario que administre como empresario. Lo que sí se espera es que lleve a su nuevo cargo la visión, el conocimiento, la innovación y eficiencia que son característica de la mayor parte del sector privado.

La Administración Gerencial recomienda que el nuevo administrador  no cambie todo su equipo de trabajo apenas llegue, necesita tiempo para informarse y entender el funcionamiento y detalles de la institución. Los cambios se deberán realizar de forma ordenada y sin crear sismas. En el sector público no es muy común ésta sana práctica empresarial, porque existe presión para “cambiarlo todo” y de forma inmediata.

En el sector privado tenemos cuidado de no cambiar aquello que se hizo bien en el pasado. A veces en el sector público hay la tendencia a cambiar todo, “borra y va de nuevo” es la consigna, consigna que puede ser muy peligrosa y retrasar a un más.

 También hay la disyuntiva entre seleccionar funcionarios jóvenes o con experiencia, no es común la mezcla de ambas variables, es decir, jóvenes y con experiencia.

Conozco muchos jóvenes muy preparados y con excelente criterio pero que sin oportunidades no pueden acumular la experiencia que se les pide para asumir retos importantes. Un profesor que tuve en mis estudios de cuarto nivel decía: “no hay que saberlo todo, hay que tener el teléfono de los que saben”, esto quiere decir que un Gerente no debe ser todólogo, debe rodearse de un equipo que permita un equilibrio. Recuerdo que cuando yo tenía 24 años, alguien confió en mí para asumir retos importantes, hoy 20 años después de ello, considero que tengo una aceptable experiencia, ¿cómo la habría adquirido sin esa confianza? Por eso yo sí apuesto por la gente joven. Las nuevas generaciones a mas de venir hiper formadas, vienen sin taras, sin paradigmas y con mucha flexibilidad para adaptarse a los cambios.

Todo servidor público, sobre todo quienes ocuparán cargos de alta responsabilidad, no hacen magia, solo son la cabeza del equipo. Todos estamos en la obligación de aportar desde nuestro espacio. Si cambiamos la cabeza, pero el cuerpo sigue siendo el mismo y con los mismos hábitos, no habrá cambio significativo.

Tengan prudencia nuevos servidores públicos, tengan flexibilidad, no dejen de tener contacto con la realidad, sean transparentes y comuniquen adecuadamente. Que su misión sea fructífera y dejen huella. Ustedes y sus instituciones no son el fin, son el medio, son apenas una parte del ecosistema. El fin fundamental es el ser humano, el ciudadano, la familia ecuatoriana y su desarrollo.