“Uno esconde cuando no tiene la conciencia limpia”

“Uno esconde cuando no tiene la conciencia limpia o está rabioso”, Así empieza un video-mensaje del Papa Francisco, a la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) de Argentina, el pasado 06 de junio de 2021. Advierte, así mismo, “del riesgo de que las finanzas hagan perder lo concreto, que es la producción y el trabajo de todos” e invitó a los empresarios a “Invertir en el bien común, no esconder en los paraísos fiscales. La inversión es dar vida, es creativa”.

Contundente el mensaje del Papa “del fin del mundo” que como líder espiritual y político de cerca de mil trescientos millones de personas adeptas al catolicismo que prosiguen sus enseñanzas, máxime, cuando en el mundo occidental, particularmente, en América Latina sus habitantes y gobernantes se declaran apegados a la doctrina e incluso aprovechan su condición y profesión de fe para conseguir adeptos a sus fines políticos e ideológicos.

Al ser la voz del Pastor, se sobreentiende, que su voz tiene que ser escuchada y puesta en práctica. Más, sin embargo, se desprende, por los últimos acontecimientos que han alarmado el mundo político, que el mensaje y la profesión a la doctrina tiene procederes incoherentes en ciudadanos, empresarios y líderes mundiales identificados como católicos, cuyos recursos económicos no están siendo reinvertidos en su país, que es lo ético, por cuanto, es el lugar en donde obtuvo sus ganancias, ojo, no manifiesto si es legal o ilegal, sí está en duda la legitimidad que viene de la coherencia y de la justicia y que fomentan claridad, transparencia, inversión y producción ante el desafío de crear empleo para desterrar la pobreza y pobreza extrema que siguen creciendo.

En nuestra sociedad ecuatoriana, que lucha por su desarrollo y en cuyo horizonte, por propias palabras del presidente, existen 5 millones de pobres por falta de empleo y de un empleo digno, las desigualdades son notorias, más aún, cuando sus capitales se fugan a los llamados “paraísos fiscales”, o realizan inversiones externas, a cuenta de “que pueden hacer con su dinero lo que quieran”, urge revisar el modelo de economía para determinar si está siendo justa, si es social, si es responsable ambientalmente o simplemente está buscando intereses personales.

El modelo de vida y economía integral, debe ser orientado a generar recursos y reinvertirlos con sus conciudadanos de forma creativa, solidaria que busque el bien común y para ellos los capitales deben estar en su patria. Un gobernante y líder identificado con la voz del papa y su profesión doctrinal debe alejarse de la mirada ideológica y del partidismo político y caminar de la mano con la justicia y redistribución de los recursos, que no consiste, en regalar bienes o dinero, sino en entregar a cada uno lo que le corresponde generando empleo digno que les permita vida digna expresada en techo, tierra y trabajo.

Traer los recursos económicos significa creer en el país y su proyecto, significa estar al servicio de todos y sobre todo mejorar las condiciones de vida. No se debe permitir que el esfuerzo de los trabajadores se diluya y ojalá el dinero no oscurezca la conciencia y supere el economicismo hacia un verdadero humanismo.