Sandra Beatriz Ludeña
Acabamos de ver con recelo la destitución de la Presidenta de la Asamblea Nacional Esperanza Guadalupe Llori Abarca, este hecho nos afecta como país, pues demuestra que nuestros políticos y política están de cabeza.
Sí de cabeza, como las figuras en las cartas de naipe, donde se representan de forma ambivalente —arriba y abajo—, para poder acomodarse a las circunstancias. Lo afirmo así por las consideraciones que ahora explico:
Según investigaciones del Instituto Interuniversitario de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca, a una muestra de legisladores de diecisiete países de América Latina, en el “Proyecto Élites Parlamentarias” (PELA); existe relación directa entre el actuar de los políticos con la democracia representativa, mas, al analizar el papel de los legisladores a nivel general, es interesante ver que hay dos dimensiones de la representación: el focus (qué intereses representan) y el estilo o ¿cómo debe ser su comportamiento?
En realidad gran parte de los parlamentarios, se alejan de los lineamientos políticos del partido para seguir instrucciones —cualquiera sea su fuente—, que justifican en juicios propios. Lo alarmante es que existe confusión en estas dimensiones, que trastocan los significados de la democracia y la confianza institucional.
Los últimos acontecimientos, con la destitución de la Presidenta de la Asamblea Nacional, podrían hablar de la inestabilidad en el sistema democrático, es decir, los problemas políticos que estarían colocando en riesgo la democracia en Ecuador.
No lo digo yo, las estadísticas del proyecto referido dicen que en aquellos países donde la confianza institucional descendió considerablemente de una legislatura a otra, han sido ejemplos de países que experimentaron desestabilización del sistema político.
Por lo dicho, mi análisis intenta identificar cuál es la motivación que lleva a nuestros asambleístas a dar su voto para la toma de decisiones en este Poder del Estado. Trato de enmarcar la decisión de “destitución” en motivaciones por ideología individual o por país, pues, solo así, con un cálculo de coherencia, habrá tranquilidad acerca del futuro de nuestra Asamblea Nacional.
Los estudios de PELA, concluye que la mayoría de legisladores tienen agenda mental basada en los problemas socioeconómicos del país, sin embargo, hay minorías buscando consistencia ideológica a la hora de acentuarse en uno u otro problema. La polarización en los parlamentos latinoamericanos contribuye a la división de los partidos políticos en América Latina; cosa rara sucede en nuestro caso, una mixtura de izquierda a derecha desconcertante y el actuar sin congruencia que solo se ve en las cartas de naipe.