Rafael Riofrío
La Novena Cumbre de las Américas se desarrolla del 6 al 10 de junio de 2022 en la ciudad de Los Ángeles, con un lema casi de izquierda “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, desde luego para el imperialismo. La receta como siempre la imponen los Estados Unidos, aunque simulen tratar temas como la migración y la pobreza, con seguridad, Joe Biden buscará comprometer la soberanía de la región en el conflicto ruso-ucraniano a favor de Estados Unidos y la OTAN, lo cual complica las posibilidades de recuperación económica para solucionar los problemas y mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestros pueblos.
La exclusión de Nicaragua, Venezuela y particularmente de Cuba, no responde al cotorreado pretexto de falta de libertades y democracia en esos países. A Estados Unidos aun le duele la intervención de Ernesto Che Guevara representante del gobierno cubano en 1962 durante la sesión del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA en Uruguay, donde denunció las maniobras hostiles de Estados Unidos contra la Revolución cubana. Seguidamente expulsaron a Cuba de la OEA y todos los países, excepto México, rompieron relaciones con Cuba. Sin embargo, y pese a su ausencia, 60 años después, Cuba sigue siendo protagonista de la cumbre.
La negativa del Presidente de México Manuel López Obrador, a acudir a la Cumbre de las Américas, ha sido respaldada por los presidentes de Bolivia, Luis Arce; de Honduras, Xiomara Castro; de Argentina, Alberto Fernández; e incluso por el derechista presidente de Guatemala, Alejandro Giommattei, quienes la califican como la “cumbrecilla del chantaje y la exclusión”, agregan que los Estados Unidos están acostumbrados a considerar a nuestros países como “su patio trasero”.
En la misma ciudad de los Ángeles, se realiza la Cumbre de los Pueblos, que reúne a personas de base y más de doscientas comunidades y organizaciones sociales para intercambiar ideas y articular acciones que permitan la construcción de un nuevo mundo, “sin dejar a nadie fuera ni atrás”. Se están analizando temas como, “¿Una democracia para quién?”, “El intervencionismo de los Estados Unidos en los países de Latinoamérica y el Caribe”. Durante la inauguración de la Cumbre de los Pueblos, se coreó por largo rato: “abajo la OEA, abajo Almagro”.
Los participantes en la Cumbre de los Pueblos han levantado su voz contra el neoliberalismo depredador de la naturaleza y de nuestras economías, han manifestado también que “los tiempos han cambiado y nuestra Abya Yala ya no acepta la imposición de los intereses del imperialismo…” Estados Unidos supone que nuestros pueblos no tienen memoria, que hemos olvidado las atrocidades que en todo el mundo cometen en nombre de la democracia.
Finalmente, la Declaración de la Cumbre de los Pueblos, reforzará la unidad latinoamericana en torno a la no exclusión y el respeto a la soberanía de América Latina y el Caribe, más allá de las diferencias ideológicas de sus gobiernos.