Si algún día me llegaras a querer
con la misma experiencia del gorrión,
tu recuerdo empezaría a florecer
sobre el mármol de esta tétrica prisión.
Sí algún día me dejaras penetrar
en tu cuerpo amurallado por el mar,
con mis alas desearía acariciar
los viñedos que maceras al andar.
Sí tus labios cristalinos del ayer
recorrieran mi epidermis celular,
mis castillos que anhelaban fenecer
en el cielo se pondrían a volar.
Sí tus pechos continentes de la miel
me ofrecieras en la tarde estival,
como sombra y a tu lado siempre fiel
fluiría protegiéndote del mal.
Sí tu cuerpo, enredadera infernal,
permitieses con mi mano profanar,
las ortigas con sus dientes de cristal
morirían contemplándonos amar.
Sí dejaras en tu oído musitar
la elocuencia de mi cántico final,
dormiría pretendiendo despertar
nuevamente en tus senos de coral
Efrén Sarango Palacios