Rómulo José Acaro
A propósito del diálogo del Gobierno con los señores indígenas, nos parece importante reconocer como un acto de justicia y buena fe, que ambas partes hayan recurrido a la instancia del diálogo, no solo para la paz, para los diez puntos planteados, sino para encontrar alternativas, soluciones serias y objetivas a los acuciantes y graves problemas que desde hace rato vive la patria, vive el Pueblo Ecuatoriano.
Por eso encarecemos que este diálogo tiene que ser transparente, sincero, sin trampas ni mentiras. Tiene que debatirse los problemas con altura, técnica y científicamente, sin prepotencia, sin autoritarismos. Los acuerdos deben aprobarse por consenso, no por imposiciones, por la fuerza ni chantajes.
Que la focalización de los combustibles, no resulte una farsa o que simplemente sea el pretexto para beneficiar a determinados sectores.
Debe primar el respeto mutuo, la igualdad de condiciones y oportunidades para facilitar encontrar las salidas y alternativas a las dificultades.