Por Santiago Armijos Valdivieso.
Desde inicios de la pandemia (febrero 2020) hasta la actualidad, se calcula que el número de motocicletas en Loja aumentó, aproximadamente, en un cuarenta por ciento; es decir, pasó de 9.600 a 16.000. La causa principal sería porque es una conveniente herramienta de transporte para cumplir con el trabajo de servicio de entrega de productos a domicilio; tan demandado en tiempos del confinamiento e incluso hasta hoy en que muchas personas prefieren pedir productos desde su hogar y así evitar el fastidioso tráfico de las calles.
Esto es una realidad que cambió el comportamiento de consumo de los lojanos, muy a tono con lo que sucede en varias ciudades del país y del mundo, lo cual es positivo porque ha generado empleo para muchos y ha descongestionado, en algo, el apretado tráfico urbano. Sin embargo, y como nada es perfecto en esta vida, el crecimiento motociclístico en nuestra ciudad ha generado no pocos accidentes mortales de tránsito, y con ello, angustia, impotencia e inseguridad en calles y avenidas. Penosamente, muchos motociclistas (no todos, por supuesto) quienes se dedican a realizar entregas a domicilio, con temeraria velocidad, irrespetan filas vehiculares, rebasan con temeridad, realizan intempestivos virajes y serpentean al revés y al derecho las angostas calles lojanas. Esto, en grosera inobservancia a lo establecido en los literales b) y d) del Art.240B de la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, en los que expresamente se prohíbe a los motociclistas lo siguiente: “Transitar en forma paralela o rebasar a otros vehículos por la derecha o entre vehículos que transiten por sus respectivos carriles” y “Realizar virajes o giros sin utilizar las señales reglamentarias respectivas”. El asunto se ha tornado tan grave que conducir en las calles de Loja es una actividad angustiante, asfixiante y peligrosa; en la que la probabilidad de sufrir accidentes de tránsito es enorme. Para evitarlo, no basta manejar con precaución y a la defensiva, porque las motocicletas aparecen intempestivamente como flechas lanzadas desde cualquier sitio y en cualquier momento. De ahí, la urgente necesidad de que las autoridades municipales emprendan campañas educativas y realicen controles permanentes, especialmente con al tránsito de motocicletas. Esto, no solo prevendrá accidentes y salvará vidas, sino que garantizará que un medio de movilidad barato, liviano y ágil como es la moto; sirva de herramienta de trabajo y transporte a muchas personas que no pueden adquirir vehículos de mayor envergadura. Por su parte, los conductores de automotores de cuatro ruedas deben respetar la circulación de las motocicletas con especial cuidado y cumpliendo rigurosamente con la ley de tránsito, teniendo siempre presente que sobre estas van vidas humanas, con mayor exposición a accidentes, a las que hay que proteger y cuidar. Para enfrentar este problema latente se podría analizar y considerar las siguientes acciones: 1. Uso de chalecos reflectantes para conductores de motos, especialmente en la noche. 2. Capacitación vial específica a motociclistas que prestan servicio a domicilio. 3. Campaña educativa vial, mediante redes sociales, dirigida a la ciudadanía en general, sobre el tránsito de motocicletas; y, 4. Colocación de letreros de concienciación específica, en sitios urbanos estratégicos, respecto a la conducción de motocicletas. ¡¡Esperemos que las autoridades de tránsito hagan su trabajo!!