Bienvenida Churonita

Ruy Fernando Hidalgo Montaño

Este sábado, si la voluntad suprema no dispone otra cosa, Loja será testigo nuevamente de una de las más antiguas y hermosas demostraciones de fe del pueblo católico de este país. Pero en esta ocasión, las circunstancias serán muy diferentes a las de otros años, pues, seguramente todos los romeriantes tendrán que agradecer a la virgencita, por haber sobrevivido a la tragedia colectiva del COVID-19, y también pedirle que nos siga protegiendo de esta amenaza que pende aún sobre nuestras cabezas, así como de la viruela del mono, que está arremetiendo fuerte en todo el mundo.  

Desde muy pequeño cuando mi madre me llevaba a encontrar a la virgencita y me decía, “hijo pídele alguna gracia a la churonita y verás como te la concede”. Yo me mostraba escéptico, realmente envidiaba a la gente que le profesaba tanto amor, y gran devoción a la pequeña imagen. Me sorprendía grandemente las pruebas a las que se sometían los peregrinos de forma voluntaria, motivados solo por la inmensa confianza en la madre de Dios, caminaban descalzos desde enormes distancias, con la única recompensa de llegar con la energía suficiente para postrarse a las plantas de su reina de el Cisne y darle gracias por todos los favores que les había concedido, y de los que hay testimonios por millares, y por doquier dentro y fuera de las fronteras patrias, resulta increíble ver mares de gente sin temor alguno, con un solo objetivo, rendir culto a la portentosa Virgen.

Con el paso del tiempo, con el trajinar del camino de la vida, puedo dar testimonio cierto, de favores muy grandes recibidos, invocando el sagrado nombre de la madre de Cristo. Mucha gente cree equivocadamente, que todas sus penas y cruces desaparecerán como por arte de magia, solo por encomendarse a la Virgen, eso no es así. Ella nos revestirá de fortaleza, mientras dure este viaje ligero y breve que representa cada existencia, lo demás, depende en gran medida de como esté abonado el terreno de cada quién.

Personas de toda condición social, económica y cultural, reunidos en una sola masa, me reconforta saber que se mantiene esta masiva romería, pese a los avatares y grandes deslices de la sociedad actual, en la que cada minuto se pierden valores fundamentales de la moral y la ética. ¿Amigo lector, si tanta gente ha transformado su vida en nombre de la portentosa madre de la espiritualidad de los lojanos y gente de otras regiones dentro y fuera del Ecuador no cree que merecen el respeto de todos? Salud y larga vida a estas manifestaciones profundas de fe, que contribuyen ciertamente a hacernos más humanos, “Bienvenida Churonita” bendice a Loja, al país  y al mundo entero, en instantes tan duros.