De nosotros depende

Por: Ruy Fernando Hidalgo Montaño  

La historia de los pueblos se forja en base a los actos que sean capaces de realizar sus hijos. Al decir actos, me estoy refiriendo al trabajo que puedan generar, a la toma de decisiones acertadas, como oportunas que determinen el camino correcto a seguir.

De lo contrario, ese pueblo y sus habitantes seguirán sumidos en el atraso, victimas de la improvisación, carentes por completo de un desarrollo armónico y sostenido en todos los niveles, ya sean de tipo social como económico, pero estas metas solo se logran mediante el esfuerzo mancomunado de todos, no sacándole el  cuerpo al reto de construir juntos la patria que deseamos, un país en donde la dignidad se convierta en habitante permanente en todos los hogares que lo conforman. Una nación, en la que la riqueza sea distribuida con mayor igualdad, un país en donde la salud, la educación y la vivienda sean un derecho de todos, no un privilegio de pocos, en donde se pueda salir de la casa sin temor a no regresar jamás. Y estar en la casa, sin temor a que, por un ajuste de cuentas entre pandillas se te cuele una bala perdida por tu ventana y te mate sin que tengas nada que ver, en donde tanta violación a niñas y niños no quede impune, sin importar la condición social ni económica de las víctimas ni de los victimarios. Un país, en donde se persiga sin tregua alguna a los infames que venden el veneno de la droga a nuestra juventud, en donde ningún estado ajeno nos imponga lo que debemos hacer en nuestro territorio, sino que eso sea determinado por un gran acuerdo nacional entre gobernantes y gobernados.

Esta es la patria que ocupa nuestros más maravillosos sueños, Y es posible, si ponemos las ganas de salir adelante, convirtiéndonos en obreros de un nuevo porvenir, en el que la corrupción sea cosa de un pasado oscuro, lejano, en el que también, quedarán enterrados para siempre los traidores que sacaron provecho de la confianza que les dimos con el voto

Es innegable, que hemos logrado grandes avances en muchos aspectos, como vialidad, deportes, vacunación, entre otros, pero las triquiñuelas, los contratos a dedo, las componendas por debajo de la mesa en los que solo habla el billete ya son como del paisaje, nos están ganando largo. Ahora, de nosotros depende si optamos por continuar con esta línea putrefacta de acción, o decidimos elegir otra. Lo importante es que no se retroceda más, y empezar a transitar el camino anhelado, que miremos con ojos de esperanza un horizonte promisorio para el Ecuador.

La democracia nos ofrece otra oportunidad que debemos aprovechar al máximo para luego no tener que arrepentirnos, así que, a pensar muy bien a quienes elegimos en febrero del 2023 pues de ellos dependerá el próximo destino de este atribulado país.

Hay un montón de cosas en juego que nos atañen a todos que no podemos evadir, sería muy injusto con los que vienen detrás dejarles una patria sin rumbo. Dios ilumine nuestro entendimiento para que vengan días luminosos de progreso y bienestar para mi tierra y su gente, que no merece otro desengaño. En fin, de nosotros depende haber elegido lo mejor para luego no arrepentirnos quizás cuando sea muy tarde.