2023, decisiones y evolución

Diego Lara León

Un año nuevo siempre nos invita a evaluar lo realizado en el año que terminó, pero lo más importante, nos invita a renovar planes, estrategias, fijarnos objetivos, metas y por supuesto a recuperar energías y esperanza de un futuro mejor.

Estos 3 años, inmediatamente pasados, nos dejaron como lección que todo lo que creíamos constante fue en realidad variable, que todo lo objetivo fue en realidad relativo, que el largo plazo es quizá una utopía. Reconfirmamos que el mayor patrimonio que tenemos es la familia, que la resiliencia es una gran virtud.

Es momento de examinar, una y otra vez, nuestra relación con el mundo que nos rodea y priorizar las cosas que más importan. Todos los días hay casos que demuestran que la unión entre seres humanos es la clave del éxito, el problema es que existen otras noticias que nos distraen y no nos dejan ver los árboles, por estar siempre dentro del bosque.

Escuchamos mucho el término innovación cuando nos referimos al desarrollo, al crecimiento empresarial, al futuro de una sociedad. El pasar de los años nos ha enseñado también que la innovación ya no puede ser un enfoque de “talla única”, los productos no deben satisfacer necesidades puntuales ni hacerlo de forma plana. Deben provocar, ahora más que nunca, conexiones y experiencias colectivas.

Nuestras vivencias en el hogar y en el trabajo se han vuelto mucho más importantes y la tecnología ya no es solo una herramienta útil, sino una verdadera experiencia de vida para nuestra familia, amigos y pasatiempos.

No dejemos pasar el inicio de este 2023 sin fijarnos retos individuales y grupales, familiares y empresariales, laborales y comunitarios.

Las sociedades que avanzan son las que han logrado entender que cada miembro de estas cumple un rol específico y único, pero que son parte de un gran engranaje.  Hacer solos lo que se puede y debe hacer juntos, debe ser una práctica que se quemó con el año viejo. Aprendamos más y enfoquemos nuestro esfuerzo al desarrollo sostenible, desarrollo personal y familiar, economía circular, comercio justo, tolerancia y equidad.

Consumamos lo local, productos elaborados por nuestros vecinos, pero sin entregarles un “cheque en blanco”, que haya calidad y precios competitivos, que empiecen vendiéndonos a los vecinos, pero que sea el impulso para que conquisten el mundo.

Seamos cada vez más cálidos y eficientes en lo que hacemos, siempre se puede ser un poco más.  Salir del sitio de confort es necesario para crecer. La escasez no es un problema si se lo enfrenta, la escasez históricamente ha sido la causa para que haya desarrollo, para despertar la creatividad, para ser innovadores.

Ser ordenados y positivos que sea el reto principal para el nuevo año, que el pesimismo se haya “quemado” el pasado 31 de diciembre.

Que elijamos bien en las próximas elecciones, que en el voto depositemos nuestra esperanza y confianza, pero no nuestra energía, a esa la necesitamos para seguir construyendo el futuro, que quienes lleguen por decisión popular a administrar, legislar y fiscalizar los gobiernos seccionales, no sientan la soledad del poder, recordemos que elegiremos mandatarios, no elegiremos magos, ellos no podrán cumplir con su misión si nosotros no apoyamos.

Para que el 2023 sea mejor que el 2022, no es este quien deba cambiar, somos nosotros los que debemos evolucionar.

En fin, propongo un pacto para que todos procuremos en este 2023 construir la mejor versión de nosotros. Si al finalizar este año somos mejores personas, todo lo demás será ganancia.