Defender la palabra como un derecho de vida

Campos Ortega Romero

En estos tiempos, como señala Mario Benedetti, “se hace necesario defender la palabra como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas, defender la palabra como un principio, defenderla del pasmo y las pesadillas, de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos”. “Defender la palabra como un derecho, defenderla de Dios y de la muerte, de los apellidos y las lástimas del azar y también de la palabra”. A propósito del 05 de enero Día del Periodismo Ecuatoriano.

En esta fecha recordamos la epopeya de las Primicias de la Cultura de Quito con Eugenio Espejo, un quiteño humanista e ilustrado, ensayista, científico, periodista y filósofo. Sus diálogos satirizaban la inútil erudición de los clérigos. Un ser excepcional bajo el régimen colonial. Por estas acciones se lo considera el Precursor de la Independencia, de la Medicina y del Periodismo Nacional. 

Eugenio de Santa Cruz y Espejo, nacido en Quito en 1747, y de quien se ha escrito tanto, pero no lo suficiente, y cuya memoria no puede ser recuperada de vez en vez, ¡aquí y ahora! declaramos, que debe formar parte de nuestra cotidianidad tanto más que sus enseñanzas y su lucha libertaria siguen taladrando la conciencia nacional en momentos que la Patria exige dignidad, trabajo, concienciación de identidad con los que menos tienen, para juntos caminar por el sendero de la libertad.

Para hablar o escribir sobre periodismo debemos mencionar a un periodista que dejó una huella profunda en esta profesión en el siglo XX. Un hombre al que cuando un periodista joven le preguntó qué buscaba en las guerras que cubría, respondió: “cuando voy a la guerra busco la ternura, busco la compasión, busco la solidaridad”. Y así fue, porque en cada una de sus páginas asoman quienes sufrieron las guerras, no los rostros de los guerreros. Hablamos de Ryzszard Kapuscinski.

Para mí es fundamental, manifestaba Kapuscinski, que un reportero esté entre la gente sobre la que va, quiere o piensa escribir. La mayoría de la gente de este mundo vive en muy duras y terribles condiciones, y si no las compartimos no tenemos derecho, según mi moral y mi filosofía a escribir.  Sin duda alguna era un periodista, aunque el término esté desvalorizado, “comprometido”. Hace tiempo atrás, estar comprometido quería decir tener valores, escribir desde ellos sobre determinadas situaciones, y en algunos casos jugarse la vida. George Orwell, por ejemplo, fue un escritor y cronista comprometido con la República Española, para criticar al fascismo y el sectarismo de la izquierda. 

Recordamos que existe un documento producido por periodistas en la senda de maestros como Kapuscinski, insisten en la cuestión ética. Se trata de El compromiso de la Boca, producto de un encuentro sobre ética periodística coordinado por Javier Restrepo, organizado por FOPEA (Foro del Periodismo Argentino). El texto señala, hay que: 

1.- Defender la verdad, la independencia como periodistas y comprometernos a dar un tratamiento honesto a la información. 2.- Comprometernos con la democracia, el pluralismo y la tolerancia como valores esenciales de las sociedades modernas. 3.- No aceptar sobornos, dádivas ni privilegios de parte de ningún tipo de poder. 4.- Obtener información por métodos legítimos. 5.- Mantener los acuerdos off de récord con las fuentes de información. Y utilizar este recurso solo en casos imprescindibles. 6.- Respetar el derecho a la intimidad de las personas. 7.- Priorizar la vida de las personas a cualquier primicia. 8.- Utilizar el papel de los medios para construir y no destruir. 9.- Respetar el derecho del acusado a dar su versión de los hechos. 10.- Evitar los conflictos de intereses que comprometen el trabajo de periodistas para garantizar su independencia.  

No hay compromiso posible con la democracia sin una ética a toda prueba. Y no hay periodismo riguroso sin ética. Lo decimos con palabras de García Márquez: “La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón”.     

La invitación a los jóvenes periodistas es a que tengamos presente siempre, que la lucha por la libertad de expresión y la verdad, por cualquier medio, no es una tarea de un día; es un afán permanente. Requiere el análisis de la noticia, su explicación, porque las gentes buscan el periódico para leer lo que vieron en la televisión o escucharon por la radio. El periodismo es un arte que nace y muere todos los días. Saludamos a todos los periodistas lojanos en su día. Así sea.