Vota con memoria

Juan Luna Rengel

El proceso evolutivo de los seres humanos data de miles de millones de años y en ese largo recorrido histórico de la humanidad, las personas hemos estado acompañados de facultades como la inteligencia, la voluntad y la memoria, cada una de ellas cumple un rol en la cotidianidad de la vida y en los avances de la ciencia, la tecnología y la vivencia de los valores.

La memoria guarda los acontecimientos individuales y colectivos de construcción y deconstrucción personal y social, permite regresar con los sentidos a los hechos provocados en el pasado, los actualiza en el presente y los proyecta al futuro, pero desechando los errores, es decir la memoria, como recuerdo nos ayuda a crecer a mejorar, a renovar e innovar.

Vale también referir una memoria trascendente, que, pasando por el desarrollo de la conciencia crítica, se convierte en disruptiva, porque trastoca y transforma; abre la mente a nuevas formas de ver, recordar y vivir. Esta memoria trascendente pasa por cada día humanizar a los humanos, principio y final de la transformaciones sociales, económicas, políticas y educativas.

En el marco que, actualmente, estamos desenvolviéndonos y a escasos días que termine un proceso electoral muy importante en la vida de parroquias, cantones y provincias al elegir autoridades seccionales; a nivel nacional la elección de integrantes de un consejo de participación ciudadana en terapia intensiva, una consulta con adherentes y detractores, precisa, valorar el sentido de la memoria ciudadana e individual.

¿Por qué entonces la memoria es importante? Voy a argüir dos razones. La primera, porque como ciudadanos somos parte de los convocados a emitir un voto, del mismo depende lo que mañana seremos o nos ayuden a ser, porque al consignar un voto por un candidato, partido o movimiento político estamos avalando una definición ideológica-política y un plan de trabajo que debe ser observado y cumplirse, y en caso de incumplimiento provocar una revocatoria de mandato.

La segunda y que debe tener mayor posibilidad, es la memoria trascendente o como dice el filósofo argentino, Federico Agoglia, la ubicación en el plano de la conciencia histórica y que nos permite comprensión, análisis y toma de decisiones al direccionar nuestro voto. Para ello debemos considerar elementos muy importantes como: coherencia del plan de trabajo presentado en el CNE, y el discurso de la tarima, coherencia de vida entre lo que piensa, hace y vive, coherencia en su vida familiar y social que se manifiesta en su historia de vida, trabajo y de pertenencia a la comunidad que va a representar.

A más de la coherencia, el respeto a la dignidad e integridad del contrincante dice mucho del o los candidatos, por eso su discurso de tarima tiene que ver con el decir y hacer bien las cosas para no herir las susceptibilidades de candidatos y electores.

Por eso, al ir a las urnas el próximo 05 de febrero del 2023, hagamos un ejercicio de discernimiento de pensamiento, acciones y vivencia para escoger los mejores representantes para que dirijan, gestionen y lideren nuestras ciudades y pueblos, ávidos cada día de obras que propugnen el desarrollo integral individual y colectivo.

Recuerden, el voto debe responder a la memoria como recuerdo y a la memoria trascendente, por tanto, será el alma de nuestra decisión presente y futura.