Hace poco revisaba los registros de Usain Bolt, son impresionantes. De entre las muchas marcas obtenidas —por el que es considerado el mejor atleta de todos los tiempos—, se destacan sus dos records mundiales en los 100 m y 200 m planos, establecidos en 2009 y que aún siguen vigentes. En su carrera profesional, iniciada con tan solo 15 años, obtuvo 8 medallas de oro en juegos olímpicos; 11 medallas de oro, 2 de plata y una de bronce en campeonatos mundiales y varias más en otros campeonatos del más alto nivel. Sus cualidades únicas, potenciadas con mucho trabajo y preparación lo llevaron a conseguir logros tan notables. Imagino las largas horas sacrificio, de dedicación, de disciplina, de entrega, toda una vida dedicada a un propósito. Los resultados obtenidos están a la vista.
La pregunta aquí es ¿está usted invirtiendo su tiempo o simplemente lo gasta? Actualmente las posibilidades de formación, de aprender algo nuevo, o potenciar o actualizar lo que ya sabemos son muy amplias y están a un solo clic de distancia, y aún así, muchos no aprovechan su tiempo.
Es oportuno recordar las palabras del apóstol Pablo: “Despiértate, tú que duermes. Levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Por tanto, ¡cuidado con su manera de vivir! No vivan ya como necios, sino como sabios. Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5).
Indudablemente, la mejor manera de invertir nuestro tiempo es buscar a Dios a través de su palabra, “Cristo nos alumbrará”, y obtendremos su guía, su protección y veremos resultados maravillosos en nuestra vida.
Desperdiciar el tiempo es una necedad, especialmente en la juventud, en el que las responsabilidades son menores y se tienen las condiciones necesarias para aprender, cuando se es adulto se asumen otras responsabilidades y en ocasiones se lamenta la falta de dedicación, el poco esfuerzo realizado o haberse dejado vencer por la comodidad cuando se era joven. Por esto el apóstol nos llama a cuidar nuestra manera de vivir a no ser necios sino sabios. El sabio es diligente en todo lo que realiza, no presenta escusas para el trabajo, nunca opta por el menor esfuerzo, es realista y aprende cosas útiles que luego, en los días malos, suelen convertirse en un medio de vida exitoso.
Sin esfuerzo Usain Bolt no hubiese conseguido sus magníficos logros deportivos. Sin esfuerzo ningún objetivo es alcanzable. Escuche la voz del Señor cuando nos dice: “Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas” (Josué 1).