Por: Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
Loja fue considerada como “La ciudad más rica y floreciente del antiguo reino de Quito”; próxima a los más grandes yacimientos auríferos fue considerada como la puerta del Oriente, que abría a la aventura y la conquista la ruta de El Dorado.
Loja fue considerada un punto estratégico desde donde salían y se abastecía las expediciones de Juan de Salinas y Loyola, luego de los Vaca de Vega, que llegaron hasta el Marañón y fundaron las “ciudades” de Valladolid, Loyola, Logroño, Santa María de Neiva entre otras que luego formaron las gobernaciones de Jaén y Mainas. La agricultura, el comercio, el laboreo de minas de oro y plata constituía grandes ingresos para sus rentas con lo que contribuía al corregimiento de Loja al sostenimiento de las Cajas Reales del Virreinato del Perú.
La destrucción de las ciudades de Oriente, en los años 1599 y siguientes, dio al traste con el poderío de Loja.
La agricultura y la industria se limitaron; los trabajos de minas se suspendieron por temor de nuevas rebeliones, de esta manera, la edad de oro de Loja tocaba a su fin con el terremoto del 20 de enero de 1749.
Con el boom de la cascarilla, Loja, en tiempo del descubrimiento de la quina o cascarilla, pertenecía al virreinato del Perú, por cuya razón algunos autores europeos la atribuye al vecino país del sur, pero en realidad su origen se remonta a 1638 en Malacatos, dónde un misionero jesuita que había enfermado de paludismo fue asistido por el cacique lugareño Pedro Leyva quién le dio a beber una infusión de sabor amargo y a los pocos días lo sanó. Fue el episodio del descubrimiento de la cascarilla, un poderoso febrífugo conocido ancestralmente por los Paltas como remedio para las “fiebres intermitentes”, según la denominaban los españoles. Los jesuitas enviaron muestras de la cascarilla a Lima con el requerimiento de enviarlas a la botica del Vaticano, a fin de verificar su efectividad y posibles usos.
Entre 1747 y 1778, los despachos de cascarilla al mercado europeo se multiplicaron por 10, representando el 28% de los envíos del puerto principal, incrementándose hasta el 50% en el año 1787; ante la creciente importancia de la quina, en 1768 se promulgó una Cédula Real disponiendo el acontecimiento de los bosques lojanos, bajo el justificativo de que debía garantizar el suministro de la Botica de su Majestad.
Para 1936 el Gobierno Nacional bajo la presidencia de Federico Páez decreta la cascarilla o quina “Planta Nacional del Ecuador”, por representar a las tres regiones naturales y porque con su descubrimiento en el siglo XVII en Loja, se salvó a la humanidad del azote de las fiebres palúdicas.
Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
Ced. # 1100310455