Galo Guerrero-Jiménez
Permítanme que hoy escriba en calidad de representante de los ciudadanos que fuimos condecorados en las diversas manifestaciones intelectuales, científicas, artísticas, deportivas, educativas, productivas, de ornato, de emprendimiento, empresariales, de salud, culturales y literarias que el Municipio de Loja creyó pertinente llevar a cabo en su Sesión Solemne, el 18 de noviembre de 2023 en que se conmemoraron los 203 años de la independencia de Loja.
En efecto, fuimos seleccionados como personajes destacados en cada una de las actividades mencionadas, no tanto porque en sí seamos merecedores de este reconocimiento que, por supuesto, agradecemos profundamente al señor alcalde, a los señores concejales y demás personal municipal que ha estado y está presente en estos días para que esta conmemoración histórico-educativo-político-democrática, adquiera su dimensión de compromiso y de corresponsabilidad, para que las autoridades municipales puedan cumplir a cabalidad con su compromiso de servicio a la ciudadanía, y en unicidad con una auténtica vivencia democrático-socio-ecológico-política con toda la vecindad lojana, con esta querida ciudadanía que hace posible la dinamia de la familia lojana, para que se comprometa a seguir trabajando, cada cual desde su condición de autoridad, de líder, de profesional, estudioso, educando, educador, investigador, emprendedor, empresario, político, técnico, tecnólogo y, en fin, desde todas las ocupaciones y oficios que cada uno ejerce a diario, para que sean las más responsables, efectivas, afectivas y éticamente asumidas en el sentido de lo justo en cada episodio micropolítico que ejercemos en cada actividad humano-ciudadano-formativo-educativo-cultural y pragmáticamente asumidas con la entereza y la idiosincrasia que al pueblo de Loja le caracteriza; por supuesto, haciendo énfasis en la educación y formación permanente que todo ente humano debe practicar, tal como lo señala uno de los educadores y pedagogos ecuatorianos más connotados, Cristóbal Flores Cisneros:
Hoy en día, no basta poseer profundos conocimientos sobre un determinado tema, campo o profesión, aunque ello es cuestión necesaria, indiscutible e irrenunciable, más importante que eso es que el ciudadano del nuevo siglo tenga una fuerte preparación moral y las herramientas científicas y tecnológicas que le conviertan en buscador, investigador, descubridor, creador, escrupuloso de ciencia y tecnología, dejando su postura clásica de simple aprendiz y consumidor de conocimientos. Eso es ser moral, autónomo, libre y democrático y es ese el perfil de sociedad que la evolución contemporánea exige. (2002, p. 31)
En efecto, así es, así debe ser, señor alcalde, señores ediles, ciudadanos todos; pues, este grupo de homenajeados estamos trabajando y actuando permanentemente en consonancia con lo antes señalado, con vivo esfuerzo y disciplina intelectual y emocional, y esperamos que este compromiso reflexivo-crítico- empático-cognitivo y psico-socio-lingüístico, sea asumido por este cuerpo edilicio y municipal, y por todos los ciudadanos que ocupamos este terruño para un actuar altivo con la patria, con la ciudad y, sobre todo, con el ciudadano de a pie, que es el que más clama justicia, trabajo, educación, cultura, salud, para que la vida humana le sea más vivible y, quizá, bajo la mirada aguda, certera, profundamente humanista del investigador Santiago Berute, el cual, con énfasis sostiene que:
Todas las formas de vida están conectadas y sostienen un incesante diálogo las unas con las otras del que todavía lo ignoramos casi todo. Sabernos emparentados genéticamente con el resto de los seres vivos nos debería servir de cura de humildad y prevenirnos contra la perniciosa arrogancia de sentirnos superiores. El compartir el ADN con los otros habitantes del planeta nos arraiga y religa, pero también comporta una gran responsabilidad. La codependencia de todos los organismos constituye al mismo tiempo una revelación espiritual y un dato empírico, un misterio insondable y el fundamento de la biología. Todos somos parte de lo mismo. Animales, plantas y humanos estamos hechos de los mismos átomos y compartimos el mismo código genético. También nos hallamos hermanados por la compasión, la simbiosis, el amor divino, la energía cósmica o como quiera que llamemos a esa mano invisible que teje la trama de la vida. (2021)