Agradecido de la vida, de mis amigos, de la juventud, de los medios de comunicación, de la gente de noble corazón que, sin aguijones de egoísmo, han tenido y tienen la bondad de apreciar, motivar y valorar lo poco que uno viene haciendo en bien de nuestra Loja, de la educación, el arte, la cultura, de una comunicación objetiva y respetuosa del criterio ajeno.
El pasado viernes 29 de septiembre, en el salón de eventos Punzara de esta ciudad, se llevó a efecto una programación especial que tuvo como número principal el rendir un justo homenaje a los autores y compositores lojanos que han hecho y siguen haciendo historia musical en Loja y el país, entre ellos a Dagoberto Vilela, Hernán Sotomayor, Alcívar Ortiz, Benjamín Pinza, Trotsky Guerrero, Sonia Espinoza, Rafael Minga, Santiago Erráez, Pedro Peralta y Jamil Alvear.
Benjamín Pinza Suárez, escritor, poeta, músico y promotor cultural, es muy distinguido en la ciudad castellana, por su aporte a la cultura. Las letras plasmadas en sus libros han logrado capturar el interés de las nuevas generaciones.
El próximo día jueves 11 de mayo, a las 17h00 y en el emblemático Teatro Bolívar, se llevará a efecto una velada de arte, de verso y de canto con la presentación de un poemario que lo pondré a consideración de todos los amantes de las bellas letras, poemario elaborado en tres importantes segmentos: el primero que se refiere a una poesía de orden filosófico; el segundo relacionado a una poesía que hace un juego armonioso y antagónico entre esos dos ingredientes básicos del sentimiento humano como lo son el amor y el desamor, temáticas que han sido abordadas permanentemente por todos los poetas del mundo y, el tercero, dedicado a darle valor, sentido y fortaleza a la lojanidad mediante la estética de la palabra que pinta, describe, enaltece y pone de relieve la belleza de Loja en todo su entorno, en su arte arquitectónico, cultural, histórico, paisajístico, en su encanto natural y en el modo de ser, sentir y actuar del hombre y la mujer de esta comarca.
Los ecuatorianos no tenemos, lamentablemente, una democracia consistente, robusta y fuerte que nos garantice estabilidad, gobernabilidad y procesos democráticos justos, limpios y transparentes. Hoy en día, por causa de esta débil y enclenque democracia, los principales poderes y funciones del Estado que debieren ser los mejores referentes de estricto respeto a la constitución, a las leyes y norman que rigen a nuestra sociedad, tienen al país en zozobra. Unos poderes se sobreponen ante otros poderes, se entrometen en funciones que no les corresponde, irrespetan las normas del debido proceso y cada quien hace lo que le da la gana.
En 1962 un grupo de jóvenes de la Universidad Nacional de Loja que cursaban la Carrera de Jurisprudencia encabezados por Jacinto Tabango Andrade, como presidente de curso y de Oswaldo Espinoza Sigcho, como vicepresidente, tuvieron la genial iniciativa de proponer a Loja un proyecto de orden artístico- cultural: el Festival de La Lira y Pluma Lojanas con el propósito de abrir un espacio cultural para que el talento creativo del lojano pueda brillar con luz propia en el campo de la poesía, la música, la interpretación, la declamación y más.
La política en sí, no es mala, los malos son quienes la rebajan y envilecen con actitudes mezquinas, egoístas y de bajo mundo, haciendo prevalecer el interés individual o de grupo en lugar del interés colectivo y que son incapaces de presentar serias propuestas factibles de realización, por lo que acuden a la demagogia y al engaño; además, en lugar de debatir con argumentos y proyectos en mano, con altura y respeto a su contendor, utilizan el pugilato, la difamación y la calumnia como la forma más ruin de tratar de ganar una contienda electoral. Sócrates decía que: “Cuando el debate se pierde, el insulto se convierte en el arma del perdedor”.
Ser amigos de utopías es la mejor manera de desafiarnos a sí mismos, de adelantarnos al tiempo y hacer de los imposibles, formas posibles de construir nuestra realidad.
Cada 22 de noviembre se conmemora el día del músico como la fecha destinada a relievar la emblemática figura de Santa Cecilia, quien se distinguiera por su profunda sensibilidad y amor a la música, por cuya razón fue declarada en 1594 por el Papa Gregorio XIII como la Patrona de los Músicos. Por aquella época los artistas la retrataban junto a un violín, a una viola, al arpa o al laúd. Fue primero en Normandía que se celebró este acontecimiento, luego en Edimburgo, más tarde en Francia, España, Alemania y, posteriormente en Latinoamérica en Brasil, hasta extenderse por toda América.
Hemos caído en un profundo vacío de valores que nos está llevando a oscuros callejones sin salida. La crisis de valores va encadenada con la crisis social, económica y política que trastoca todo, debilitando a esta endeble democracia, erosionando la estructura del Estado, con gobernantes sin horizonte; los conflictos sociales se triplican, la sociedad se desintegra, los problemas familiares y la pobreza aumenta, la inseguridad se agrava y la delincuencia encuentra su mejor caldo de cultivo.